Es alentador saber que cada vez más empresas están entrando al reciclaje, ofreciendo opciones para la colecta de sus productos una vez que ya no sirvan o aceptando en intercambio artículos viejos al adquirir unos nuevos. Un ejemplo que viene a la mente es el de la telefonía móvil: deberías saber que todos los teléfonos celulares son totalmente reciclables. No echar cosas a la basura sino darles una nueva utilidad, es un modo maravilloso de ayudar a la salud del planeta.
El reciclaje es una de las actividades más sencillas en las que podemos participar directamente para contribuir a disminuir los efectos del calentamiento global y que impacta directamente en reducir la necesidad de usar los basureros. También es primordial en el ahorro de recursos naturales, el ahorro de energía, la reducción de emisiones de carbono y de la contaminación en general, la creación de nuevos empleos y, sobre todo, impacta en la economía porque implica el ahorro de dinero.
Un buen ejemplo de esto se encuentra en el reciclaje de los camiones de carga. En el caso de la empresa Volvo, reciclan cada uno de sus camiones hasta en un 90%, lo cual es extraordinario. No había pensado en el destino de los camiones viejos, pero vi una emisión en la televisión sobre el programa de reciclaje de Volvo, lo cual me pareció fascinante. Entrando a su página web (www.volvotrucks.com) me puse a investigar un poco más. Resulta que después de recorrer más o menos un millón de kilómetros, en Europa, un camión ya empieza a llegar al fin de su vida útil. Su último viaje termina en uno de los dos centros de reciclaje Volvo en Suecia o en Francia, donde deshacen el camión para vender o hacer uso de partes del camión que son todavía útiles.
En el caso de Volvo la motivación por reciclar está basada en el cuidado del medio ambiente. Sin embargo, otra motivación de igual importancia para la empresa es la económica. El precio del fierro, del acero y del aluminio, sólo por mencionar algunos de los muchos materiales utilizados en la construcción de un camión de carga, es inestable e impredecible. Cuando construyen el camión lo hacen de tal manera, que al desmontar el vehículo no les cuesta demasiado trabajo y así tienen acceso a materiales que serán utilizados en futuros camiones. Desde la década de los noventas la empresa ha tomado en cuenta la necesidad de reciclar sus productos, entonces esto no es nada nuevo para ellos. Su compromiso es alentador.
Desmantelar el vehículo implica un trabajo preciso y de conocimiento. Cada pieza que los trabajadores sacan tiene un uso futuro predeterminado. El hierro, el acero y el aluminio son ingredientes comunes, pero también hay plomo, bronce, cobre y acero inoxidable en cantidades importantes, todos con un valor considerable. Hasta el motor se recicla para su uso en otros vehículos, reacondicionándolo por supuesto. La próxima vez que veas un camión de la marca Volvo sabrás que ésta es una empresa que conoce el valor del reciclaje por excelencia. Es una lástima que no tengan un centro de reciclaje en nuestro continente, pero tal vez en un futuro lo tendrán.
El reciclaje es clave, como dije al empezar esta nota. No te estoy pidiendo que recicles tu auto, pero sí te estoy pidiendo que estés más consciente de la necesidad de reciclar. Volvo es un ejemplo de una empresa preocupada por el cuidado del medio ambiente. Sin embargo faltan muchas más empresas que sigan su línea de pensamiento. Si tú eres un empresario, ponte a pensar cómo puedes contribuir a esta tarea. El primer paso es la separación de la basura; el segundo es entregarla a los centros de acopio que tenemos en Cuernavaca; el tercero es establecer una composta; y el cuarto es promover estas mismas prácticas entre los empleados y trabajadores tanto en la oficina o en la fábrica como en sus propias casas. Verás que no es nada difícil: es sólo cuestión de tener ganas.