En su viaje hacia el espacio el globo se iba inflando hasta lograr su máximo tamaño, durante un tiempo de un poco más de dos horas y media. Una vez inflado el globo la cápsula logró la altura necesaria, ya en la estratósfera. Después de un último check list, del cual fuimos testigos los que estábamos siguiendo el evento en vivo y en directo, se lanzó el austriaco. Ayudándole y supervisando todo desde la Tierra estuvo el equipo de control ubicado en Nuevo México, en los Estados Unidos. Terminado el check list Félix se armó de valor y se tiró de la cápsula al vacío sin un solo momento de duda.
Al caer libremente, Félix, protegido por un traje especial de astronauta, logró una velocidad mayor a los 1 mil 200 kilómetros por hora (o más de 700 millas por hora) gracias a la fuerza de la gravedad y mantuvo esa velocidad durante unos cuatro minutos. Momentos después abrió su paracaídas y a una velocidad menos urgente Félix procedió a aterrizar en la Tierra, suavemente y sin problemas. Lo esperaba un equipo especial de bienvenida, vigilando su punto exacto de aterrizaje desde un helicóptero.
¿Suena esto fácil? Definitivamente no lo fue. Este salto fue el resultado de años de investigación y trabajo, además de un programa riguroso de práctica para Félix y una inversión importante de dinero. Ya sabemos que el intento fue todo un éxito y la noticia rápidamente dio la vuelta al mundo de que Félix Baumgartner había viajado en caída libre a una velocidad tan vertiginosa que rompió la barrera del sonido. Sin duda alguna, se trata de un logro extraordinario para él y todo su equipo.
Es también un logro más para el hombre. Nadie más se ha tirado desde casi 40 mil metros para sobrevivir la experiencia y dudo mucho que haya muchas más personas que lo harían. Félix tuvo una vista extraordinaria de nuestro planeta desde arriba, siendo un día esplendido sin nubes. Nosotros, los televidentes, compartimos esa vista con Félix, nuestro orbe mostrándose tan fascinante como siempre.
Lo que no vimos y que nadie mencionó es la cantidad de basura espacial que da vuelta, permanentemente, en órbita alrededor de la Tierra. Se ha vuelto un gran problema, sobre todo por los satélites que están en constante peligro de chocar con los pedazos de todo tipo de maquinaria depositada allá durante años y años. El problema es tan agudo que los investigadores están desarrollando una especie de arpón con la idea de lanzar satélites especialmente equipados, cuya razón de ser sería agarrar la basura y jalarla hasta que se desintegre en llamas al entrar a la atmósfera (www.astrium.eads.net). Se estima que hay no menos de 500 mil objetos en órbita y tal vez más. Existen varias iniciativas, como lo reporta la European Space Agency (www.esa.int); están tratando el problema con la seriedad necesaria.
Para entender un poco más lo que motiva a Félix Baumgartner en su pasión por saltar al vacío, cabe hacer mención de una película que pronto se estrenará, que se intitula Gravedad (gravitythefilm.com). Se trata de un documental sobre las personas que están enamoradas de la idea de saltar al vacío desde alturas cada vez más impactantes.
Hay que felicitar a Félix por su valor y por su triunfo. Si quieres saber más al respecto puedes consultar la página www.redbullstratos.com para tener la información completa sobre el salto, además de lo que ha hecho Félix durante su vida como deportista extremo. Sin duda que ha dejado su huella en la historia del espacio. Lo que es una lástima es que el enorme globo de helio se va a quedar allá arriba, en la estratósfera, ahora un pedazo más de basura espacial. Fuentes adicionales: www.guardian.co.uk; www.eluniversal.com.mx