Lo anterior fue expresado en Palacio Nacional por un Felipe Calderón insistente en generar consensos entre la clase política mexicana, cuando ésta, muy por el contrario (y salvo honrosas excepciones) está absorta en perfilar sus baterías hacia la elección presidencial de 2012. Desde hace un buen rato la opinión pública se percató que la sucesión del propio jefe del Poder Ejecutivo Federal se adelantó. Cualquier llamado a la unidad, con altura de miras, sale sobrando. Así se lo han demostrado al presidente los más importantes líderes de partidos opositores durante los pasados cuatro años, reiterándolo recientemente, porque así es la política.
Además, resulta curioso que Calderón haga hincapié en lo mismo durante la lectura de un mensaje político, en el contexto de su IV Informe de Gobierno entregado este miércoles al Congreso de la Unión por José Francisco Blake Mora, secretario de Gobernación, en un foro distinto al centro de la política nacional: la Cámara de Diputados. Si bien es cierto que durante la exposición de su más reciente catilinaria estuvieron presentes legisladores (incluidos los presidentes del Senado y la Cámara Baja), gobernadores, miembros del Poder Judicial y representantes de la banca, el empresariado, el cuerpo diplomático y las fuerzas armadas, también es verdad que el escenario fue alterno a un sitio que el presidente no ha vuelto a pisar desde el primero de diciembre de 2006, cuando tomó posesión de su cargo de la manera más accidentada y cuestionada posible.
En su mensaje de ayer, que duró una hora y 20 minutos, el primer mandatario demandó a todos la grandeza necesaria para superar los desacuerdos legítimos de cada quien porque es "injusto e irresponsable que nuestras diferencias" se conviertan en un freno para el progreso del país. Calderón, insisto, volvió a exhortar a todos para trabajar hombro con hombro y alcanzar los objetivos de la nación haciendo a un lado preferencias políticas e intereses partidistas.
Las mismas palabras expresadas en las ceremonias de los pasados tres años que, sin embargo, tienen plena correspondencia con iguales actos protagonizados por Vicente Fox y una abultada generación de presidentes priístas. El llamado a la unidad nacional no es nuevo. Cada jefe de la nación ha enfrentado las presiones correspondientes a su época. Nadie, pues, puede sentirse engañado. La política carece de escrúpulos, tiende a la búsqueda del poder absoluto y quebranta las mejores intenciones por ver superados los agravios nacionales. A pesar de ello, todos los regímenes presidenciales han concluido sin haber arrasado con México, cuya abundante riqueza ahí está: explotada por determinadas élites y sin aterrizar entre la inmensa mayoría de la población.
Calderón repasó diez aspectos de su gobierno y el avance conseguido hasta hoy. El escenario, bastante lejos del recinto legislativo de San Lázaro, se lo permitió. No tuvo ninguna interrupción y, por el contrario, sus panegiristas presentes se desvivieron en aplaudirlo, como cuando envió un mensaje a los mexicanos reconociendo que existe un ambiente de incertidumbre y pesar por los hechos violentos de los últimos días: “Pero a ellos les digo y a todos les digo, con absoluta certeza, que es posible someter a la delincuencia, que no será fácil ni rápido, pero sí es posible lograr la seguridad que anhelamos para los nuestros, que vamos a lograrlo”.
Una vez más, desde luego, quedó patente que la prioridad del presidente es el combate al crimen organizado, lo cual, efectivamente, mantiene en zozobra a la sociedad mexicana, alcanzada ya por una guerra que ella no declaró (en diciembre de 2006) y de la cual sabe poco o nada. Para confirmar lo anterior diré a usted que de cada diez personas con quienes he hablado respecto de la aprehensión de Edgar Valdez Villarreal (La Barbie), nueve se sienten más inseguras porque no saben si tal captura será buena o mala. Todas esperan reacciones violentas en nuestra entidad federativa, donde los más importantes capos del narcotráfico nacional, según lo ha declarado La Barbie a agentes del MP federal, encontraron condiciones benignas para reunirse en diferentes ocasiones.
Como ya lo indiqué líneas atrás, la sucesión presidencial está en marcha, muy anticipadamente. El primero de diciembre próximo empezará al penúltimo año del actual sexenio. ¿Y el Congreso de Morelos? Es otro ámbito de buenos deseos. En fin. Aquí nos tocó vivir.