“Dicha novela trata acerca de un abogado, Gabriel John Utterson, quien investiga la extraña relación entre su viejo amigo, el Dr. Henry Jekyll, y Edward Hyde, caracterizado por su antipatía hacia el hombre como ser humano. El libro es conocido por ser una representación vívida de la psicopatología correspondiente al desdoblamiento de la personalidad”, comenté.
Sin que hubieran llegado todavía los tiempos electorales de 2009, cuando el PAN perdió importantes espacios en Morelos, aludí la necesidad de explicar la previa debacle panista en otras entidades federativas del país y el nuevo advenimiento del PRI. Llegué a varias conclusiones, destacando el hecho de que la sociedad estaba (y está) fastidiada con respecto al doble discurso de los políticos, sean del partido que fuere. Empero, el golpe más duro ha sido para el blanquiazul, simple y sencillamente debido a su doble discurso, aderezado con una doble moral. De siempre, la clase política panista ha presumido de un estricto código de ética, constantemente violado por varios de sus más importantes líderes.
¿Qué es la doble moral? Una apretada definición indica que es un criterio aplicado con mayor rigor en un grupo (o individuo) que en otro. Empero, es injusta porque viola el principio de justicia conocido como imparcialidad, la cual debería aplicarse a todas las personas, sin parcialidad, ni favoritismo. Aunque la doble moral, por lo general, es una práctica que se condena, su empleo es común. Va ligada a la hipocresía y, tocante a la política, con la mentira.
“En la novela de Stevenson, el Dr. Jekyll hace una confesión hablándonos de su personal predisposición psicológica a la dualidad. Dotado de un ánimo jovial, su ambición social y profesional le ‘exige’ comportarse en sentido contrario. Esta tensión entre jovialidad y seriedad crea en él una ‘profunda duplicidad de vida’, y lo lleva al descubrimiento de lo que considera una verdad general, que es la tesis de la dualidad de la naturaleza humana:
‘Día tras día y desde las dos dimensiones de mi inteligencia, la moral y la intelectual, me fui acercando así cada vez más a esa verdad por cuyo parcial descubrimiento he sido condenado a tan horrible naufragio: que el hombre no es verdaderamente uno, sino verdaderamente dos’”, añadí aquel 31 de diciembre de 2008.
A finales de septiembre pasado trascendió que el presidente del Comité Nacional del PAN, César Nava, luego de proponerle matrimonio a Patricia Sirvent (conocida en el medio artístico como Patylu), le compró un lujoso departamento en Polanco, con valor de 7 millones 250 mil pesos. Según el diario Reforma, la propiedad consta de 335 metros cuadrados, tres recámaras, terraza, cocina, sala y comedor; amén de que la torre donde se encuentra ubicada tiene gimnasio, alberca, sauna, dos jacuzzis, salón de fiestas, jardín y área para juegos infantiles. La publicación había indicado que el inmueble costó 15 millones de pesos, pero el CEN panista aclaró que su precio fue un 50 por ciento menor. En fin. Tal vez César Nava posee la suficiente riqueza para eso y más, aunque propios y extraños saben que tal fortuna fue labrada en unos cuantos años, circunstancia que un empresario “normal” no conseguiría en el mismo lapso.
Sin embargo, durante varios días me guardé la siguiente pregunta, hecha hace algunos años por la cantante Lucero en una accidentada conferencia de prensa: ¿Y? Pero tengo otros cuestionamientos sobre el tema: ¿Cuántos presidentes de la República y gobernadores priístas no hicieron cosas peores en 70 años de “gobiernos revolucionarios”? Cuernavaca y otros municipios morelenses fueron el escenario para el saqueo inmoral a cargo de los principales líderes del PRI. En fechas recientes, por ejemplo, se ha hablado mucho tocante a la malograda relación del ex presidente Luis Echeverría Alvarez y uno de sus abogados, de nombre Eraclio Bonilla, a quien traicionó. Ese hombre de leyes, a juzgar por las apariencias, convenció al ex mandatario para que le pagara varios adeudos, tal vez porque está enterado sobre la excesiva cantidad de propiedades que Echeverría posee en el país, incluido Morelos, lugar al que mencionó. ¿Alguien sabe de dónde salió el lujoso fraccionamiento Tabachines? Al buen entendedor, pocas palabras. Los opositores de Acción Nacional mejor ni deberían hablar sobre César Nava, pues escupen hacia arriba. Y ahí vienen de regreso.