Desde luego, esos “personajes” perdieron el piso a destiempo, pues ya se sienten entronizados de nuevo en Los Pinos, el Palacio de Gobierno y el Ayuntamiento de nuestra capital. Carecen de sano juicio y objetividad, mientras sus detractores emiten desternillantes carcajadas sabedores que nadie puede autoproclamarse triunfador a tantos meses de distancia.
Los grupos de presión e interés ajenos al PRI aprovechan cualquier coyuntura para agredir a Martínez Garrigós, pero los principales exponentes del priismo en Morelos están ciegos o fingen estarlo ante tal escenario como parte de su perversa intencionalidad. La más reciente campaña contra MMG tiene el objetivo bloquear la construcción de un nuevo distribuidor vial en la colonia Buena Vista, obra demandada por la sociedad local desde hace décadas.
La última maniobra de quienes odian el progreso de nuestra capital la experimentó en Buena Vista el alcalde blanquiazul José Raúl Hernández Avila (2000-2003), quien no pudo edificar una rampa de frenado emergente debido a los múltiples pretextos inventados por sus detractores de entonces que, probablemente, pudieron ser miembros del PRI. Durante la administración del panista Jesús Giles Sánchez (2006-2009) tampoco fructificó la “vuelta inglesa” por la distorsión de la realidad a cargo de los mismos grupúsculos de presión. Y los actuales brotes de inconformidad ante el nuevo distribuidor vial empiezan a revelar que existe alguien interesado en obstruir cualquier avance de la administración municipal, tal como ha ocurrido en torno al segundo piso en la avenida Plan de Ayala. Más de un “bucachambas”, frustrado por no haberse incrustado en la gestión de Martínez Garrigós, está detrás del “movimiento social” respectivo azuzado, tras bambalinas, por Fidel Giménez-Valdez Román, delegado de la SCT, peón del senador panista Adrián Rivera Pérez, futuro rival de MMG en pos de la gubernatura.
A estas alturas de un movimiento político artificial, similar al que debe enfrentar solo el presidente municipal de Cuernavaca, los panistas ya se habrían cohesionado y reagrupado para responderle a cualquier enemigo. Cuando se trata de proteger a uno de sus más importantes líderes o prospectos a un cargo superior de elección popular, lo llevan a cabo con puntual eficacia y hasta llegan a mantenerse en “asambleas permanentes”. Sin embargo, hasta el momento de redactar la presente columna, el diputado local priísta del primer distrito (donde se localiza la glorieta de Buena Vista), Jorge Arizmendi García, no había apoyado a Martínez Garrigós, ni intervenido para neutralizar el nuevo montaje. A los políticos del PRI no se les da la solidaridad, pero sí las traiciones y afanes personalistas.
Además, es obvio suponer que quienes más se benefician (y carcajean) con los ataques dirigidos a Martínez Garrigós son los aspirantes blanquiazules a la alcaldía. Ansían recuperar el control municipal en 2012. Entre ellos se encuentra Luis Miguel Ramírez Romero, coordinador del GPPAN y presidente de la Junta Política y de Gobierno del Congreso local, cuya oficina de comunicación social recientemente estuvo reenviando a centenares de contactos vía correo electrónico un artículo publicado por “La Crónica” hace varios días redactado para tergiversar el informe rendido por Manuel el 5 de noviembre, tomando como base un engendro escrito por alguien que fue rechazado al comienzo de la actual administración como proveedor del Ayuntamiento. Es el mismo sistema de venganza, chantaje y extorsión implementado desde hace meses por un sedicente “grupo de comunicación”. Otro precandidato panista interesado en bloquear a MMG es Oswaldo Castañeda, delegado de la Sedesol, amigo del delegado de la SCT y también peón del senador Rivera Pérez.
Quienes al interior del PRI anhelan el cargo ostentado hoy por Martínez Garrigós parecen soslayar que el 80 por ciento de la campaña hacia los comicios del 2012 emanará precisamente del trabajo desplegado por el actual alcalde. Así, la clase política tricolor deberá decidir si mantiene o no el control del Ayuntamiento pues, como lo indiqué líneas atrás, toda la clase política panista está dedicada a agredir al alcalde cuernavaquense bajo cualquier pretexto. Ningún blanquiazul está interesado en el desarrollo de la capital, pero quieren recuperar el control municipal. Carecen de conciencia democrática y no les importa si la ciudad permanece en la mediocridad dentro de la competitividad turística. Lo que ahora sucede en Buena Vista es otro botón de muestra.