Para las designaciones, cotizadas por los salarios y prerrogativas de los delegados, el malogrado Juan Camilo Mouriño Terrazo, secretario técnico de la Presidencia, se convirtió en el factótum del calderonismo. El reparto de las posiciones para amigos, empresarios, candidatos perdedores y aliados políticos se constituyó en una de las principales prácticas del PAN en el gobierno desde la presidencia de Vicente Fox, aun cuando ese tipo de manejos fueron criticados por el panismo a los gobiernos priístas.
Según el trabajo periodístico de “La Jornada”, en mayo de 2007 la administración de Felipe Calderón sólo había cambiado a 150 de los mil 390 delegados de todo el país y, ante los reclamos del PRI, desde Los Pinos se ofreció hablar con los gobernadores para revisar caso por caso y, eventualmente, remover a algunos, lo cual, quizás, se hizo realidad en otras entidades federativas, pero no en la nuestra. Casi la totalidad de delegados federales siguen siendo los mismos del sexenio anterior, aunque déjeme decirle a usted que los más importantes sí fueron cambiados entrando en su lugar personajes identificados con el actual gobierno morelense. Empero, los mandatarios tricolores no impugnaron la militancia, sino el hecho de que “no se cubrieron cuestiones de forma y fondo”. Y es que la práctica de colocar como delegados federales a miembros del partido gobernante no es nueva. El PRI la mantuvo inalterable durante décadas.
Por aquel tiempo el diputado federal panista Jorge Rubén Nordhausen González aseguró que todos los nombramientos de los delegados federales pasaban por el despacho de Mouriño en Los Pinos. Y fue así como a las anheladas representaciones llegaron hombres y mujeres sin cumplir el perfil profesional que exige la Ley del Servicio Profesional de Carrera. Dijo el legislador: “De este modo, (Mouriño) pretende apuntalar a su grupo político, con miras a las elecciones de 2009, cuando se elegirá gobernador. Para ser delegado en Campeche tienes que ser mouriñista, aunque hayas traicionado al PAN”.
En anteriores columnas me he referido a la forma en que el actual delegado de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT), Fidel Giménez-Valdés Román, retornó a nuestra entidad después de trabajar en el “sector central” de varias instituciones. El fiel de la balanza al respecto fue su hermano gemelo Rafael, de iguales apellidos, quien desde el comienzo del gobierno calderonista ocupa un cargo privilegiado en la Presidencia de la República. Desconozco el tipo de cercanía que pudiera tener con Felipe Calderón, pero demostró su fuerza colocando a Fidel Giménez-Valdés en la delegación de la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas en Morelos. Después, cuando Fidel arribó al Centro SCT (noviembre de 2008), lo hizo demostrando el poder plenipotenciario otorgado por su gemelo y barriendo con cualquier herencia de su antecesor René Carranza Aubry, quien ocupó el cargo durante casi todo el régimen estradista. Desde su llegada a dicho Centro, Fidel acaparó todas las licitaciones y ninguno de los posibles contratistas participa sin tener primero relaciones con él.
Empero, quiero comentarle a usted que la semana pasada estuvo en Cuernavaca Eruviel Avila Villegas, alcalde de Ecatepec y presidente de la Federación Nacional de Municipios de México. Su visita no fue casual, sino para garantizar al presidente municipal de Cuernavaca, Manuel Martínez Garrigós, la solidaridad de dicha Federación y, desde luego, la del gobernador mexiquense Enrique Peña Nieto, en contra de “delegados federales incómodos”. Avila, quien es uno de los tres principales aspirantes a la gubernatura del Estado de México, enfocó su crítica hacia Fidel Giménez-Valdés, personaje obstinado en sabotear cualquier acción del Ayuntamiento de Cuernavaca. Y advirtió que la Federación pedirá su remoción al presidente Calderón. El ciclo del multicitado funcionario federal en Morelos empieza a cerrarse.
Mientras tanto, anteayer trascendió que el PAN-Hidalgo, desde el 20 de septiembre, “sugirió” al entonces presidente del Comité Ejecutivo Nacional, César Nava, una propuesta para el nombramiento de 20 panistas como delegados federales, dos meses después de que su candidata a la gubernatura, Xóchitl Gálvez, perdiera las elecciones. Todo en aras de saldar compromisos de campaña. En fin.