Añadí: “Nos recuerda la que apareció en la excelente película dirigida por Frank Oz, titulada en inglés The Score y traducida Golpe Maestro al español (2001), estelarizada por Robert De Niro y Edward Norton. Aquel depósito contenía un cetro cuyo valor alcanzaba cifras multimillonarias. Pero resulta que en el caso de nuestra ‘caja fuerte’, al abrirla está vacía. Así he imaginado siempre a la Procuraduría General de la República (PGR)”.
Sin embargo, en aquella columna señalé la importancia de las recientes decisiones asumidas por la maestra Marisela Morales Ibáñez, procuradora general de la república, para sanear la institución de cabo a rabo. Es perceptible que la fémina está decidida a pasar a la historia no sólo como la primera mujer al frente de la corrupta institución, sino también por haber aplicado drásticas medidas de depuración, las cuales jamás adoptaron la mayoría de sus antecesores.
La limpia iniciada por Marisela Morales llevaba hasta el 4 de agosto, al menos, 462 servidores públicos destituidos y, además, tenía en la mira a otros 700 funcionarios por irregularidades administrativas y conductas penales. La renuncia de 21 delegados estatales se dio dentro del proceso de saneamiento de la dependencia iniciado el 7 de abril pasado con la llegada de la maestra. Desde luego, la resaca alcanzó a Morelos, donde la más reciente delegada, Aurora de la Mora Alvarado (quien tomó posesión en marzo pasado), fue cesada. Su paso por nuestra entidad sirvió para maldita la cosa.
Pero de la misma forma en que ocurrió con Aurora de la Mora, a quien quizás no le alcanzó el tiempo para demostrar sus alcances, fue el desempeño de muchos de sus predecesores: únicamente vinieron a Morelos con el objetivo de veranear y gozar de nuestro excelente clima y la hospitalidad del pueblo morelense. Además, durante décadas, los titulares de la delegación de la PGR destacaron no por su entrega al servicio público y la contribución a combatir al crimen organizado e investigar la alta incidencia delictiva del fuero federal. No. Lo hicieron porque se aliaron siempre con los más importantes capos de la delincuencia organizada en algunas de sus vertientes. No podemos comprender de otra manera la causa por la cual siempre actuaron –los jefes de diversos cárteles- en la absoluta impunidad, muchas veces hasta escoltados por elementos policíacos federales.
Así las cosas llegamos al pasado jueves, cuando el insigne abogado Cuitláhuac Salinas, flamante subprocurador de Control Regional y Procedimientos Penales de la PGR, dio a conocer la lista de nuevos delegados de la institución en 24 entidades federativas, incluidas la nuestra. En representación de Marisela Morales Ibáñez, dicho funcionario tomó la protesta de rigor a los nuevos emisarios de la PGR en los estados e indicó que la designación se hizo “sobre la base de perfiles profesionales adecuados a los retos que enfrenta hoy el Ministerio Público de la federación, con controles de confianza soportados en procesos certificados por la instancia competente a nivel nacional, con una revisión cuidadosa sobre el actuar personal y laboral de cada uno de ellos, en consulta con instancias federales de Seguridad Pública, así como con la intervención activa y decidida del Consejo de Participación Ciudadana de la Procuraduría General de la República”. Asimismo, anunció la aplicación de evaluaciones de control de confianza anuales, con supervisión específica de las estructuras de mando superior y con un acompañamiento cercano y permanente de los comités de participación ciudadana y de la figura del visitador ciudadano en cada una de las entidades federativas. A ver.
Y será de nuevo una mujer quien ocupe la titularidad de la delegación de la PGR en Morelos a partir del jueves. Se trata de Gabriela Prietto Ávalos, de quien no hay antecedentes en la Internet. Empero, la oficina de Comunicación Social de la multicitada delegación emitió un boletín indicando que Prietto Ávalos es licenciada en Derecho por la Universidad Motolinia. Tiene carrera labrada en la Procuraduría General de la República donde se ha desempeñado como agente del Ministerio Público de la federación y subdirectora de Área en la Subprocuraduría de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada. El comunicado no menciona el año, pero debemos recordar que Marisela Morales fue titular de esa Subprocuraduría y tal vez conoce de cerca a la abogada Prietto Ávalos quien, por otro lado, fue secretaria actuaria de los Juzgados Vigésimo y Cuadragésimo Tercero en Materia Penal en el Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal. Y en el Poder Judicial de la federación se desempeñó como oficial judicial en los Juzgados Primero y Séptimo de Distrito de Procesos Penales Federales y en el Sexto Tribunal Colegiado en Materia Penal del Primer Circuito.
Entre los nuevos delegados, abundan los casos de quienes han transitado de la PGR hacia el Poder Judicial de la federación -y viceversa- siendo el caso del ya mencionado Cuitláhuac Salinas. ¿Eso debería ser preocupante? Por ahora no, pues a todos se les debe otorgar el beneficio de la duda. Pero respecto al caso de Gabriela Prietto Ávalos es importante subrayar la necesidad de que evite el craso error de todos sus antecesores, quienes se manejaron como si trabajasen al interior de la caja fuerte mencionada al principio. No tardaremos en detectar si la nueva delegada viene a trabajar o a veranear.