En el pasado, una cita en Gobernación para un funcionario o político era motivo que “filtraran” a columnistas y reporteros el tema, aunque sólo fuera para al secretario junto con una multitud también invitada. Ya no. Ahora la convocatoria en el viejo edificio de Bucareli, casi tan famoso como el Café Habana de enfrente, es para meter las manos para sacar de problemas a algunos morelenses, no al pueblo de Morelos. Los que van ahí, con el bajacaliforniano Blake, son para recibir instrucciones con métodos de sobrevivencia política, los que son funcionarios. Quienes representan a partidos lo cargan a un mandato legislativo, llegan a la negociación. Vean si no.
Hace una semana citaron al gobernador Marco Adame. Cuando llegó con el secretario Francisco Blake, se encontraba el presidente del comité ejecutivo nacional del Partido Revolucionario Institucional, Humberto Moreira Valdés, y el presidente del comité estatal priista de Morelos, Amado Orihuela Trejo. Moreira y Adame se llevan bien, con respeto; coincidían en la Conago como gobernadores; pero Moreira está haciendo política y Adame también. ¿Qué hacía Amado ahí? El domingo 10 de abril que se olvidaron todos ellos del general Emiliano Zapata y su aniversario luctuoso en Chinameca, conocimos el porqué de la reunión en Bucareli días atrás.
Se empezaba la negociación para quitarle al gobernador Adame la carga del apantallante (con intenciones de negociación legislativa con muchos ceros) Juicio Político. Hacer el juicio representa los 16 del PRI –hasta el añadido Rufo Villegas—y convencer a cuatro más. Invitar al PRI a no hacerlo es cosa que la bancada determine que así sea. Bueno, aunque fuese un tema simple, son la mitad más uno. O que Humberto Moreira lo instruya a Amado Orihuela como parece que fue, en la oficina del secretario, él y Blake Mora como pares y el resto recibiendo instrucciones. A partir de ello, se establece que han sido canceladas las condiciones para el juicio político, porque en el PRI así lo han determinado con el secretario de Gobernación.
¿Y?
Fácil, el buen Amado con el pretexto de su filiación campirana y el aniversario de Zapata muerto, dio a conocer que habían logrado el apoyo federal superior a los 100 millones de pesos para el campo por el que luchó nuestro caudillo Emiliano. Bravo.
En la otra esquina, el gobernador Adame –sin disculpa previa con la memoria de Zapata— hacía cambios en el gabinete acordados allá por Bucareli.
Una más para consolidar que a Gobernación ya no se va para un simple saludo:
El martes por la tarde estuvieron funcionarios de Morelos para tratar el caso Sicilia (los homicidios del hijo del escritor y poeta Javier Sicilia y seis personas más). Ayer se conocían nombres, apellidos, filiaciones de dos de los probables homicidas que forman parte de uno de los cárteles que no se disputan solamente la plaza sino la región –Guerrero, Edomex. y DF--.
Pero les damos otra en la voz del secretario general de Gobierno, Óscar Sergio Hernández Benítez; lo que dijo era en los otros tiempos, del priato, una sentencia contraria: “El procurador del estado sigue en su cargo”. Hay que creerles, por el cambio de modelo político de unos gobiernos con otros. Así que a nombre de los que han ido a Bucareli, le enviamos las gracias al secretario Blake Mora, pero falta que lo hagan el resto de los que viven en Morelos, casi dos millones. ¿Todo bajo control?
Mi Tocayo Javier (con cariño La Petunia)
Claro que se vale, para eso son estos espacios. Mi estimado tocayo Javier Hernández Ruiz que a sus amigos nos permitía anteponer el mote arriba descrito, da su opinión. El columnista reconoce que “se manchó” (¿a qué gobernador, en estos tiempos, se le puede sacar en hombros al término de su mandato? Imposible. Quizá lo sensato era decir si el término de un mandato la evaluación social decidiera si la valla se hacía para encaminarlo a la calle con la tranquilidad de trabajo concluido o al penal de Atlacholoaya como terminamos la entrega del lunes.
Aquí el correo del buen Javier, morelense por los cuatro costados, de familia reconocida.