Un dato para la mayoría inédito es que hace 200 años, el cuatro de febrero de 1812, el generalísimo José María Morelos y Pavón llegó a Cuernavaca para preparar con su gente la lucha en la importante Cuautla, donde fue atacado por el general ibérico José María Calleja en el célebre Sitio de Cuautla, el que da vida, color, historia y mucho respeto a nuestra hermana ciudad, la de Narciso Mendoza “El Niño Artillero” y la de Juan Nepomuceno Almonte, otro niño hijo del general Morelos, de los que se distinguieron en la batalla.
Esta vez el equipo de la comisión que preside el diputado Luis Arturo Cornejo Alatorre preparó el evento en el monumento al generalísimo Morelos en el centro de la ciudad. No sólo la ofrenda floral tradicional, sino un folleto que relata en qué momento llega, cuál es la recepción popular, de qué manera el párroco de la ciudad hace llegar al virrey en turno el informe sobre la presencia del jefe insurgente y se luce el purpurado anunciando a su alteza “que le hemos hecho un vacío que lo hace pasar desapercibido”. Diría el Zanca Apolinar: “Sí pues”. De aquí parte Morelos a la crucial batalla de Cuautla, al famoso sitio y lo que ello representó en la lucha independentista. No tenemos registro de una conmemoración de un cuatro de febrero, lo que nos lleva a la obligación de recurrir a historiadores y expertos para generar otro calendario que sea compartido con los planteles escolares y la gente común interesada en ello.
A partir de la violencia generalizada, de la instalación permanente del crimen organizado, se ha perdido, poco a poco, la identidad y el sentido de pertenencia. Morelos es una tierra de historia a la par de cualquier entidad del país. Ambas gestas revolucionarias (1810-1910) tuvieron en personajes morelenses especiales y en sitios de esta tierra encuentros históricos. Por ello la necesidad de pedir a los que se dedican a la recuperación de nuestro acervo, que lo hagan extensivo. Lo del pasado sábado pudo pasar inadvertido como los 199 años anteriores. Pero ya se registró. El año que viene tendrá que estar de regreso, tengan cargo o no los que han dado luz al acontecimiento luego de dos centenas.
No fue cualquier cosa que Cuernavaca la escogiera el cura Morelos para preparar la crucial batalla con Calleja en Cuautla. Es en este mes cuando inició el Sitio de Cuautla, episodio de los que más lustre han dado a esta tierra mucho antes que legalmente fuese constituida como entidad federativa. Buen número de los morelenses tenemos registro de antepasados por esas y anteriores fechas, y los llamamos morelenses porque finalmente eso son. Eran tiempos difíciles.
Toma vigencia el calendario de efemérides que hizo la comisión legislativa en el 2010 que daba detalle de cada acción día a día de lo más relevante en las dos gestas. Ahí nos enteramos de temas que ni por asomo íbamos a saber. Seguro que en ese documento que fue ampliamente repartido y es conservado por muchos, está el dato del cuatro de febrero. Y si no, es una aportación que enriquece nuestra historia e identidad.
La cosa es que de pronto hay que sustraerse para salirse del remolino político—electoral y entrar en terrenos que son un legado para esta y las siguientes generaciones. Conocemos de siempre a Luis Arturo Cornejo Alatorre, hemos dado cuenta aquí de su trayectoria política desde que fue líder infantil en la primaria hasta universitario, de las ocasiones que ha sido diputado, de tantos cargos municipales, estatales y federales de importancia que ha tenido, de su paso partidista, pero seguramente esta etapa es la que más lo ha satisfecho interiormente. No son las loas políticas que recibe, tampoco saludos efusivos poco sinceros. Es el rescate cotidiano de una historia que como la de Morelos nunca termina de conocerse y, claro, de escribirse.