Se celebró en dos días, el 27 y 28 de julio, el Encuentro de Centros Culturales de Morelos 2016, en el Cine Morelos. De cuanto ahí surgió problematizado es de lo que daré cuenta.
Los créditos del programa se dan a la Secretaría de Cultura federal, a la estatal dependiente del Poder Ejecutivo, la Red de Centros Culturales, el Cine Morelos, Sieteocho Cuernavaca, Espacio Cultural “Aquí estuvo Zapata”. Se anunció ahí la creación y puesta en marcha de la Red de centros culturales de Morelos, que funciona por ahora de manera virtual en www.redcentrosculturales.morelos.gob.mx
El propio programa del encuentro dice que en el estado de Morelos hay 23 centros culturales municipales, 49 centros culturales independientes, 13 museos, 10 recintos de la Secretaría de Cultura y un centro cultural federal, sin embargo, en su propio mapa no hay centro cultural alguno en Tlaquiltenango, Amacuzac, Tepalcingo y Zacatepec. En el encuentro participarían exponiendo sus realidades y problemas sólo 25 centros culturales.
Se impartieron además tres talleres de formación para gestores y promotores culturales: 1) Marketing cultural a cargo de la Dra. Ana Lucía Recamán; 2) Uso de la plataforma digital de la Red de Centros Culturales de Morelos y 3) Instrumentos y herramientas para generar indicadores en centros culturales.
Fueron notables las participaciones de director del Faro de Oriente de la Ciudad de México y sorprendente fue también enterarnos que prestan atención a 300 mil usuarios, que fueron puestos los Faros en lugares con alta incidencia delictiva y que las actividades culturales y artísticas de los Faros han hecho disminuir notoriamente las actividades delincuenciales en esos barrios.
Las otras destacadas participaciones fueron la del Centro cultural IMPA La Fábrica de Buenos Aires, Argentina, así como la de El Ingenio, Centro de aprendizaje y desarrollo de la creatividad de San Cristóbal de las Casas, Chiapas.
Del primero nos fue referida la lucha por la apropiación de una que había sido fábrica, hasta llegar a un Decreto Presidencial de la Sra. Kirchner para reconocer la propiedad del colectivo, así que resultó claro que la cultura y los centros culturales pueden darse con lucha, persistencia y resistencia.
El segundo nos refirió, a través de Raúl Mendoza, cómo se dio su vocación para la promoción y gestoría cultural, su existencia como centro cultural de más de diez años, cómo hoy se ha propuesto prosperar de la riqueza y ya no vivir de la pobreza de su entorno, sin tener por ello fines lucrativos.
Destacaron en las exposiciones de los diversos centros culturales: que los recursos financieros de apoyo son entregados a destiempo, casi siempre procastinados, tanto los locales o municipales, como los estatales y federales. Por ejemplo, los apoyos del primer semestre de 2016 no han sido entregados todavía y quién sabe si serán entregados los del segundo semestre.
Las pocas casas de la Cultura que existen en algunos municipios (pues Morelos no cuenta con al menos una casa de la cultura en cada municipio) son usadas a veces por los gobiernos municipales o por asociaciones o particulares, sin colaborar en absoluto con gastos.
Se carece de mejoramientos en los espacios culturales (ya que no hay apoyos financieros ni siquiera para persistir en sus actividades).
Hay desorden en algunos espacios culturales.
Se requiere la convergencia ordenada de los recursos financieros municipales, estatales y federales en apoyo a los centros culturales. Hace falta vincular más al capital financiero (asociaciones, empresas, casas de bolsa e instituciones bancarias) para donativos y financiamiento relativo a los centros culturales.
Hace falta profesionalizar a algunos docentes de los centros culturales y pagarles a tiempo por sus servicios docentes (no sólo una vez al año como en Fundación Rayuela).
Hay falta de infraestructura adecuada en los centros culturales (edificios, implementos para diversos talleres culturales, materiales de enseñanza).
Es positiva la vinculación de algunos pocos centros culturales con instituciones federales (por ejemplo el INBA en la Escuela de iniciación artística en Ocuituco).
Hay falta de accesos e instalaciones para discapacitados en la gran mayoría de centros culturales.
Se preguntaron los promotores y gestores culturales si deben siempre colaborar con las fiestas religiosas de sus municipios. Asimismo se interrogaron si todos los centros culturales han de coordinarse para sus actividades con el Programa nacional para prevenir la delincuencia (Pronapred), pues hoy se asume que una de las mejores maneras de prevenir delitos es a través de la educación en actividades culturales y artísticas, en el empleo del tiempo libre para estas actividades.
Algunos centros culturales se sienten excesivamente gubernativos en detrimento de su autonomía y creatividad.
Se carece en el estado de Morelos de Legislación cultural, es decir, no hay regulación legal para la cultura en los municipios. Los promotores y gestores culturales mencionaron la existencia de un proyecto de Ley Estatal de Cultura que está en la congeladora en la Cámara de Diputados local.
Uno de los problemas más acuciantes para los centros culturales municipales son los cambios en los apoyos financieros y en especie cada tres años debidos a los cambios en los gobiernos municipales, así como en las coordinaciones de cultura municipales.
Los promotores y gestores culturales se preguntaron cómo lograr más y más financiamientos e incluso destinarlos a talleres en que se aprendan diversos oficios para ayudar a la población.
Se puso de manifiesto que el estado de Morelos no es Cuernavaca, que el estado consta de 33 municipios, que la mayoría de las actividades y centros culturales están concentrados en Cuernavaca, donde hay 29 centros culturales, incluidos los museos y los recintos de la Secretaría de Cultura estatal (y tal vez esto se explique por la conurbación de cinco municipios con Cuernavaca, pero no lo justifica).
Se propuso hacer en todos los centros culturales Talleres de autodefensa personal para las mujeres como los distintas artes marciales. Igualmente se propuso implementar en los diversos centros culturales el conocimiento, cultivo y aprovechamiento de plantas originarias y medicinales para la herbolaria tradicional. (Y esto puso en evidencia la falta de coordinación y apoyos de y con el INAH, la Secretaría de Agricultura y la de Salud).
Los promotores y gestores culturales destacaron el abandono de lugares como los mercados públicos para realizar espectáculos y actividades culturales, así como el olvido de la generación de sinergias con los vecinos de las zonas y las comunidades donde se hallan los centros culturales.
Faltan normas internas y su gobernanza en los centros culturales para el funcionamiento de sus espacios. Se interrogan los mismos sujetos si todos los centros deben tener un proyecto pedagógico y un marco teórico para desempeñar sus actividades.
Fue muy seria la interrogante sobre si todos los productos culturales y el patrimonio intangible pueden comercializarse. En una aguda participación, Marco Tafoya dijo con certeza que la herencia cultural intangible no está en venta, sólo algunos productos o servicios conexos, derivados o relacionados con ella.
El taller impartido por la Dra. Ana Lucía Recamán, experta en administración y financiamiento culturales “Marketing cultural y su importancia para la organización cultural”, fue breve y muy sustancioso, pues en cuatro horas logró hacer entender qué son y qué implicaciones tienen los emprendimientos culturales, cómo lograr su financiamiento y todo esto aplicado a cada centro cultural concreto.
Por último, hay que hacer constar que las actividades tan apretadas en tiempo y forma no dieron lugar a una convivencialidad mayor entre los asistentes y que a quienes no éramos ponentes, así como a los promotores y gestores culturales independientes, se dio un trato discriminatorio y derogatorio, no se permitió ni se propició la convivencialidad plena, requisito indispensable entre quienes promueven y gestionan la cultura.