Marte se ha convertido, por méritos propios, en el centro de las miradas de los astrónomos. El planeta rojo lo tiene absolutamente todo para haber sido un planeta que pudo albergar vida hace miles de años y, por esa razón, interesa tanto a los expertos: tratar de entender cómo y por qué se ha convertido en un completo desierto es el gran objetivo de los científicos. Y, ahora, un nuevo descubrimiento podría ser el motivo de que todo cambiara allí.
A día de hoy, se sabe que Marte cuenta con dos lunas, llamadas Fobos y Deimos. Sin embargo, estos satélites poco o nada tienen que ver con el de la Tierra, pues no solo son pequeños e irregulares, sino que todo apunta a que en millones de años podrían desaparecer. Por esa razón, desde que se descubriera, los expertos estaban convencidos de que ambas lunas no eran más que asteroides que habían sido atraídos por la gravedad de Marte y que se habían quedado orbitando alrededor de él. Pero podría no ser así.
Tengamos en cuenta que buena parte de las lunas del Sistema Solar son esféricas y de gran tamaño. Por ejemplo, nuestro satélite tiene un tamaño de 1.737 kilómetros mientras que Europa, uno de los satélites de Júpiter, tiene un tamaño de 1.560 kilómetros. Si nos vamos a las lunas de Marte, descubrimos que Fobos solo tiene 23 kilómetros de longitud, mientras que Deimos apenas mide 12 kilómetros. Por eso razón, siempre se creyó que eran dos asteroides que quedaron atrapados dentro de la órbita de Marte mientras se desplazaban por el espacio, pero, en realidad, podrían ser parte de algo mucho más grande.
Un equipo de científicos, gracias a una serie de investigaciones llevadas a cabo por la NASA, cree haber descubierto lo que en realidad son las lunas de Marte. Este estudio, realizado por Amirhossein Bagheri, del ETH Zurich y publicado en la revista 'Nature Astronomy', sugiere que, en realidad, los dos satélites de Marte no son los asteroides que se vieron atrapados por la fuerza de la gravedad del planeta rojo, sino que son parte de una misma luna que, en un momento de indeterminado, se hizo pedazos y de la que solo sobrevivieron en su órbita Deimos y Fobos.
Así, el estudio de Bagheri, basado en los datos sísmicos recopilados por la misión InSight de la NASA, asegura que, en algún momento del pasado, tanto Fobos como Deimos compartieron no solo la misma trayectoria, sino que estuvieron en un mismo punto del espacio. ¿Qué significa eso? Pues, ni más ni menos, que ambas lunas procederían de una estrella común. O, dicho de otra manera, que, en realidad, las dos lunas de Marte fueron parte de una de mayor tamaño en el pasado, en unas fechas que los expertos calculan que sucedió entre 1 y 2,7 mil millones de años.
Esas mismas investigaciones sugieren que Fobos se acerca cada vez más al propio planeta rojo, por lo que los mismos cálculos explicarían que dentro de unos 40 millones de años podría impactar contra Marte. Pero otra de las teorías sugiere que nunca llegaría a impactar contra la superficie, al entender que se desintegraría poco a poco y que esa situación daría lugar a que se convirtiera en un anillo, por lo que Marte contaría con un nuevo elemento que algunos expertos creen que ya tuvo hace millones de años.
Esta investigación podría servir para que los expertos traten de entender la evolución de Marte. En los últimos años, muchas de las investigaciones y análisis que se han llevado a cabo allí tratan de entender por qué un planeta que lo tenía todo para poder ser habitable se convirtió en un verdadero desierto. Un evento cataclísmico, como pudo ser la destrucción de su luna, puedo tener consecuencias irreversibles para el planeta. Ahora, quedaría por saber por qué su luna se destruyó, aunque todo indica que pudo ser debido al impacto de otro asteoride. Entender las consecuencias reales de esta situación puede servir para arrojar luz sobre los misterios de Marte.