Una investigación encuentra una combinación de rasgos única en unos fósiles de hace 130.000 años, un estudio con participación española que es portada de 'Science'
UN CRÁNEO DE 130.000 AÑOS DE ANTIGÜEDAD
No pertenece a nuestra especie y tampoco es un neandertal. El cráneo que protagoniza la portada de la revista 'Science' de esta semana es un nuevo tipo de homínido que pone una pieza más en el complejo rompecabezas de la evolución humana. Los fósiles humanos y las herramientas encontradas en el yacimiento de Nesher Ramla (Israel) tienen unos 130.000 años de antigüedad y forman una combinación de características singular, distintas a las del 'Homo sapiens' y a las del 'Homo neanderthalensis'.
Los científicos han analizado un fragmento de un hueso parietal, del cráneo, y una mandíbula casi completa con gran parte de la dentición, llegando a la conclusión de que sus rasgos constituyen una mezcla de características de distintas especies. Por una parte, el parietal presenta características típicas de la especie 'Homo erectus', anterior en el tiempo, mientras que los dientes y la mandíbula se parecen mucho más a las poblaciones neandertales. Por eso, consideran que esta nueva población de homínidos, llamada 'Homo tipo-Nesher Ramla', podría ser antecesora de los neandertales europeos y de otros homínidos asiáticos. En definitiva, sus características anatómicas son más arcaicas que las del 'Homo neanderthalensis' y las de los humanos modernos que habitaron la misma zona. Sin embargo, el sitio arqueológico evidencia que tenían artefactos -herramientas de piedra- y conocimientos comparables a los de estas especies.
El estudio está liderado por Israel Heshkovitz, profesor de la Universidad de Tel Aviv, pero cuenta con una importante participación española que incluye a Juan Luis Arsuaga (Universidad Complutense de Madrid), María Martinón-Torres, Emiliano Bruner, José María Bermúdez de Castro y Laura Martín-Francés (estos cuatro últimos pertenecientes al Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana, el CENIEH, de Burgos). En concreto, Arsuaga ha estudiado la mandíbula; Bruner, el parietal; y el resto de sus compañeros del CENIEH se han centrado en los dientes.
Además, las investigaciones de algunos de estos paleoantropólogos son esenciales para explicar la importancia del hallazgo. “Es un fósil 'eureka', la pieza que nos faltaba”, afirma en declaraciones a Teknautas Martinón-Torres, que es directora del CENIEH. En concreto, tanto esta investigadora como Bermúdez de Castro defienden desde hace más de una década que el origen de las poblaciones europeas estaría en Asia, no en África, y este descubrimiento es la pieza que puede explicarlo. “Proponíamos que Oriente Próximo es un verdadero cruce estratégico de caminos entre continentes y poblaciones. Frente a la glaciación de Europa, con picos de frío que hacían que las poblaciones fueran inestables, esta zona mantuvo en el Pleistoceno Medio unas condiciones climáticas que permitieron que hubiera poblaciones más asentadas que se fueron moviendo hacia el continente europeo de forma intermitente”, comenta la experta.
Los investigadores llaman a esta zona Corredor Levantino, un enclave que habría jugado un papel esencial en la evolución del género 'Homo' durante miles de años y que se sitúa entre el Mediterráneo y lo que hoy en día es Israel, Jordania y Siria. “Es como si Oriente Próximo hubiera sido la fuente que surte de nuevas poblaciones y Europa, el sumidero”, explica. En ese sentido, cabría agrupar este nuevo tipo de homínido con otras poblaciones que se remontan a hace unos 400.000 años, que han dejado su huella en otros yacimientos israelíes, como Qesem y Zuttiyeh, y que permiten conectar Europa y Asia.
“Son poblaciones que había en el Pleistoceno Medio en el Corredor Levantino, pero que no estaba muy claro a qué grupo podían pertenecer. Este descubrimiento sugiere que el 'Homo' de Nesher Ramla sería un superviviente tardío”, afirma. En particular, Qesem resulta extraordinariamente interesante, ya que muestra “comportamientos complejos, hogueras, una industria lítica y una organización del espacio”. Los científicos han especulado con que sus habitantes pertenecieran a los primeros 'sapiens', pero en realidad “se parece mucho a la Sima de los Huesos”, apunta Martinón-Torres en referencia a uno de los puntos fundamentales de la Sierra de Atapuerca, donde se han realizado hallazgos importantísimos vinculados al linaje de los primeros neandertales. Por eso, los investigadores españoles también consideraban que en Qesem pudo haber 'preneandertales' y los dos artículos que explican esta investigación en 'Science' parecen darles la razón.
Más tarde, las poblaciones que se desplazaron al oeste acabarían dando lugar a los 'Homo neanderthalensis'; pero en Asia hay otros fósiles que “tampoco tienen una taxonomía clara, aunque cuentan con algún rasgo suelto cercano a los neandertales” y este hallazgo explicaría que pueden proceder de una “población madre” común en la zona de Oriente Próximo.
Hibridación con nuestra especie
Por otra parte, es muy probable que este “Homo tipo-Nesher Ramla” se hibridase con nuestra especie, 'Homo sapiens', ya presente en la región hace casi 200.000 años, de acuerdo con hallazgos publicados en 2018 sobre el yacimiento israelí de Misliya, donde otra mandíbula fósil se convirtió en la evidencia más antigua de la presencia de nuestra especie fuera de África. De hecho, los humanos actuales tenemos genes neandertales. “Hasta ahora era como si estuvieran disociadas la evidencia genética y la fósil. La genética nos dice que nosotros tenemos ADN neandertal y que los neandertales recibieron un influjo de una población de 'sapiens' bastante temprano. Sin embargo, era una población fantasma. Ahora este fósil nos muestra la oportunidad, el lugar y el periodo en el que se pudo producir”, explica Martinón-Torres.
Con este nuevo 'Homo' y el 'sapiens' en el mismo terreno, se pudo haber producido ese cruce que indicaba la evidencia genética. Además, esos 'sapiens' tempranos de Israel tienen características muy particulares, así que tras este hallazgo cabe preguntarse si esos rasgos tienen que ver con motivos meramente evolutivos o si podrían deberse también a una hibridación con este nuevo tipo de homínido.
¿Por qué no se había encontrado hasta ahora? "En Israel ha habido mucho trabajo de campo y es uno de los lugares más enigmáticos que tenemos en evolución humana, porque hay muchos yacimientos de 'sapiens' y de neandertales, y es el lugar en el que tenemos referencias de que han convivido de manera más estrecha. Sin embargo, los homínidos que ahora salen a la luz en el yacimiento de Nesher Ramla eran desconocidos, probablemente, porque su escaso número no ha dejado tantas huellas y las posibilidades de encontrarlos son mucho menores".
A pesar de que “es la primera vez que vemos una combinación así en esta zona geográfica y en este periodo”, de momento no se puede hablar de una especie de homínido distinta a las conocidas. Los investigadores son prudentes al decir simplemente, que se trata de una “población diferente” a los 'sapiens' y a los neandertales. “Para hablar de especie hay que realizar un estudio mucho más detallado y tener más fósiles, no solo un fragmento aislado de la cabeza, tenemos que estar seguros”, comenta la directora del CENIEH. Definir una especie requiere una descripción morfológica completa y aún faltan piezas, así que técnicamente sería un 'paleodeme': un grupo lo suficientemente particular como para distinguirlo de otros, aunque “todavía no tenemos capacidad para decidir si es una especie nueva o no”.