Pero los científicos advierten que no debemos sobrestimarlo ni considerarlo como una opción en la atención médica de los pacientes.
Reputación
Un grupo de especialistas ha respondido ante las recientes sugerencias sobre si los placebos podrían jugar un papel en la atención clínica. Según ellos, son declaraciones infundadas y basadas en pruebas erróneas. Los datos se publicaron en The Medical Journal of Australia.
El uso clínico de placebos a menudo se justifica al señalar sus efectos. Los defensores señalan que el efecto placebo puede amplificarse manipulando la apariencia física de la píldora. Además, argumentan que los efectos varían de acuerdo a las regiones geográficas y, que se vuelven más efectivos con el tiempo.
«Gran parte del discurso actual sobre el placebo parece centrarse más en consagrar a los placebos como misteriosos y altamente efectivos, dejando de lado el hacer una diferencia práctica en la atención y los resultados del paciente», escriben los autores.
Las observaciones del efecto placebo se remontan al siglo XVIII, con un tratado del 1752 que defendía sus beneficios acelerando el trabajo de parto. Con el tiempo, los placebos fueron ganando la reputación de eficacia terapéutica: «un tratamiento falso e inerte, tomado sin saberlo por un paciente, a veces puede producir efectos terapéuticos como los reales.»
No hay evidencia
Sin embargo, no se merecen tal fama. Christopher Maher, de la Universidad de Sydney y los coautores del estudio señalan que si analizamos prudentemente la evidencia, los efectos de los placebos son, realidad, muy pequeños. Tanto así que ocurren solo en una minoría de la población.
«Una revisión Cochrane de placebos consideró 234 ensayos y concluyó que, en general, los placebos no producen beneficios importantes para la salud. Excepto por algunos efectos pequeños e inconsistentes en los resultados autoinformados como dolor o náuseas».
No todo el mundo sostiene este punto de vista. Varios comentaristas han sugerido que valdría la pena explorar los placebos como sustitutos del uso en la atención médica de los pacientes, sobre la base de que podríamos aprovechar el efecto placebo para obtener resultados clínicos.
Pero no tienen evidencia o se sustenta en diseños defectuosos. Por ejemplo, algunos estudios prepararon repetidamente a los pacientes sobre la eficacia de los placebos durante períodos prolongados, lo que no sería factible durante una breve cita médica típica.
Siguen siendo importantes
Esto no significa que el efecto placebo en sí mismo no sea un fenómeno observable. De hecho, los placebos son importantes en un correcto y sólido diseño de investigación «ya que ayudan a lograr el cegamiento y, por lo tanto, el control del sesgo».
«Cuando se administra de forma ciega, un placebo brinda un efecto pequeño, pero el tratamiento real normalmente proporciona mejores resultados para el paciente … Puede ser mejor descartar los placebos y, en cambio, tratar a los pacientes con tratamientos basados en la evidencia«.
En conclusión, es importante realizar un análisis exhaustivo sobre los resultados y recordar que sin evidencia significativa no deberíamos considerar a los placebos como parte de tratamientos médicos.