La resistencia a los antibióticos es una de las grandes preocupaciones sanitarias en el mundo. Estas sustancias pusieron a raya las infecciones por bacterias que nos mantuvieron por milenios postrados en la enfermedad y el dolor.
Pero con menos de un siglo de usarlas, cada vez son menos efectivas pues las bacterias se han ido adaptado. Sin embargo, parece que los culpables no solo somos los que al primer estornudo vamos por una inyección de ampicilina.
Ewan Harrison y un equipo del Statens Serum Institut y de la Universidad de Cambridge, estudiaron muestras de raspado de la piel de 276 erizos de 10 países europeos y nueva Zelanda.
Estos animales tienen un hongo llamado Trichophyton Erinacei, que normalmente vive en su piel y que produce un antibiótico como defensa ante bacterias. Sin embargo, la investigación encontró una cepa de Estafilococos Aureus resistente a la meticilina. Esta cepa llamada Sarm, al parecer surgió apenas en los últimos 200 años, mucho antes de los primeros antibióticos industriales.
Al comparar el número de mutaciones en la cepa de la bacteria, el equipo estima que la variedad resistente surgió en los erizos alrededor del año 1800.
Al parecer Trichophyton estaba circulando en los erizos europeos mucho antes de que fueran introducidos en Nueva Zelanda a finales del Siglo XIX y que la resistencia a la meticilina en estafilococos surgió en Europa como adaptación evolutiva a la colonización de erizos.
Staphylococcus Aureus es una bacteria que puede vivir inofensivamente en nuestra piel y en la nariz, pero a veces puede causar infecciones de la piel y e intestinales. Sin embargo, si la bacteria es resistente a los antibióticos puede causar infecciones difíciles de tratar y en algunos casos ser mortal.