Esta semana se publicó el resultado del análisis de un fósil de un cocodrilo prehistórico australiano, y aunque los cocodrilos no son dinosaurios, este traía algo de información sobre ellos.
El ejemplar fue descubierto en 2010 y los primeros análisis se hicieron mediante tomografías en 2015. Pero fue hasta ahora que los investigadores Joseph Bevitt y Dr Matt White del Museo de la Era de los Dinosaurios y la Universidad de Nueva Inglaterra emplearon una tomografía de neutrones, imágenes tridimesionales creadas a partir de la detección de neutrones que atraviesan una muestra, y que es capaz de detectar huecos, grietas y estructuras internas.
Al revisar el fósil de más de dos metros que vivió hace 93 millones de años, los paleontólogos notaron algo inusual en lo que fue su estómago. Una serie de pequeños fragmentos que coincidían con huesos de un dinosaurio bebé.