Ahora mismo, hay millones de personas que escuchan música y atienden reuniones virtuales con audífonos, lo que garantiza, en gran medida, que no podrán oír tan bien en los próximos años.
El uso excesivo y erróneo de estos dispositivos, propiciado por la pandemia y el trabajo desde casa, ha hecho que aumente el riesgo de pérdida de audición.
“Pasamos de estar en una situación en la que estábamos todos en casa en la oficina trabajando con muy poco uso de auriculares en general, a estar en reuniones virtuales todo el tiempo utilizando este tipo de accesorios”, dice Aída Lucía Daza, especialista en audiología en Starkey, empresa estadounidense que es una de las mayores fabricantes de audífonos en el mundo.
Esta advertencia no sólo procede de algunos especialistas, sino también de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que ha afirmado que en los países de ingresos medios y altos, casi el 50% de los adolescentes y adultos jóvenes de entre 12 y 35 años escuchan sus audífonos personales a niveles de sonido peligrosos para su salud auditiva.
Para Daza, si este tema no se aborda desde el gobierno directamente estableciendo unas leyes que regulen el uso de estos dispositivos, “el aumento de la pérdida de audición en este rango de edad se incrementará”.
Según los especialistas en salud auditiva, normalmente una persona de 50 o 60 años con pérdida de audición acudía al médico en busca de ayuda. Ahora, esto es algo que afecta a las personas de entre 30 y 40 años. Pero las malas noticias no acaban ahí, y es que además, la pérdida de audición es irreversible.
Cuando vibraciones sonoras fuertes golpean el oído, el problema dentro de la cóclea son las frágiles células ciliadas que convierten las vibraciones en mensajes sonoros para el cerebro. Si el sonido fuerte es breve, se recuperan, pero si dura demasiado o sucede con demasiada frecuencia, mueren y no vuelven a crecer.
Prevención, la mejor medicina
Para poner en contexto la magnitud del daño que los auriculares pueden causar a la audición es necesario considerar que los aparatos de música pueden producir unos 115 decibelios de sonido, mientras que los auriculares tienen 5 decibelios más. Para comparar, las herramientas eléctricas producen 98 decibelios y un cortador de césped 107 decibelios. Con 85 decibelios es cuando empiezan los daños auditivos.
De acuerdo con Daza, el daño por ruido se genera por tres factores principales: el nivel de intensidad al que uno está escuchando, así como el tiempo y la frecuencia de la exposición. Para controlar estos factores, la especialista recomienda no usar el volumen de los auriculares a más del 60% del volumen que tienen, es decir, aproximadamente a unos 80 decibelios.
Otra recomendación es intentar trabajar o estudiar en lugares donde haya el menor ruido exterior posible. Esto, explica Daza, evitará tener que subir el volumen para escuchar mejor. Del mismo modo, recomienda aprovechar el tiempo entre cada reunión o clase para descansar los oídos y minimizar el impacto del uso prolongado de los auriculares.