Astrónomos alemanes descubrieron en las regiones centrales de la Vía Láctea un anillo gigante de estrellas jóvenes que rodea el centro de nuestra galaxia y que se formó hace unos 7 mil millones de años, según un comunicado del Instituto de Física Extraterrestre de la Sociedad Max Planck (MPE).
La existencia de este anillo sugiere que la formación de estrellas, a partir del flujo de gas, podría haber jugado un papel importante en sus primeras etapas.
Hoy en día, los astrónomos no dudan de que la Vía Láctea es una de las grandes galaxias espirales, pero al mismo tiempo, los científicos no pueden decir exactamente qué tamaño tiene, cómo están dispuestos sus brazos y cómo se distribuyen las estrellas en su interior. Comprender la estructura global de nuestra propia galaxia es complicado por el hecho de que estamos situados cerca de uno de sus brazos espirales y no podemos estudiarlo desde fuera.
Sin embargo, durante la última década, los científicos del Instituto Max Planck de Física Extraterrestre han podido combinar datos de varios proyectos de estudios de estrellas con sofisticadas simulaciones por computadora para crear un modelo tridimensional del interior de la Vía Láctea.
“Integramos más de 30 mil estrellas estudiadas por APOGEE [siglas inglesas para el Experimento de Evolución Galáctica del Observatorio Apache Point] y datos adicionales de la sonda Gaia en nuestro modelo de la barra [estructura de estrellas en su centro de una galaxia espiral] de la Vía Láctea para obtener las órbitas completas de estas estrellas”, explicó Shola M. Wylie, estudiante de doctorado en MPE y autora principal del estudio.
“Y con estas órbitas, pudimos ver efectivamente detrás del bulbo galáctico [grupo central de estrellas en las galaxias espirales], así como otras regiones espaciales que no están cubiertas por las sondas”, detalló.
Luego, los científicos utilizaron estas órbitas para construir mapas de la densidad estelar, medir su metalicidad (concepto astrofísico que describe la abundancia relativa de elementos más pesados que el helio en una estrella) y calcular la edad de la Vía Láctea interior.
Un análisis de estos mapas indicó inesperadamente que la barra de la galaxia estaba rodeada por un anillo gigante de estrellas que diferían notablemente en sus propiedades, composición química y edad respecto otros cuerpos celestes presentes en las regiones centrales de la Vía Láctea.