Hace cien años el mundo era mucho más silencioso que en la actualidad. Hoy estamos acostumbrados al petardeo de las motos, los boom sónicos de los aviones, explosiones varias… Es algo que incluso queda reflejado en el cine: hay más nivel de ruido en las películas actuales que en las de hace 30 años.
Es por eso que los extraños sonidos que en ocasiones nos regala la naturaleza quedan enmascarados o, simplemente, ignorados. Uno de los más misteriosos recibe el nombre de cielomoto (skyquake) en Estados Unidos, mistpouffers en Francia, marina o brontidi en Italia, uminari en Japón o retumbos en Sudamérica.
Se trata de explosiones que se escuchan en las costas de medio mundo y de las que existen registros de su existencia desde finales del siglo XIX. Lo único que se sabe de estos misteriosos estallidos es que deben estar relacionados con el mar, pues únicamente se escuchan en las zonas costeras.
Cierta hipótesis postula que se trata de erupciones de gas natural provenientes de la parte de la placa continental que se encuentra bajo los océanos. En este sentido, su origen sería el mismo a otros espeluznantes sonidos llamados “cañones de los lagos”, pues se escuchan en algunos grandes lagos, como en el Seneca de Nueva York, y cuya antigüedad está atestiguada por las historias de los nativos americanos de la zona. En la década de los años 30 la revista Science publicó diferentes artículos donde se defendía que los “cañones del Seneca” podían tener relación con “escapes” de las bolsas de gas natural existentes allí.
El fenómeno de los retumbos se escucha por todo el globo: desde la costa este canadiense a la desembocadura del Ganges -donde se les conoce como los cañones Barisal- pasando por la costa belga, diferentes lugares de Escocia y las Filipinas.
En Italia a finales del siglo XIX se escuchaba el siguiente refrán: “Cuando tuona la marina o acqualo, vento o strina” (Cuando suena la marina -el océano retumba-, espera lluvia, viento o calor). Según un artículo publicado en el Monthly Weather Review por A. Cancani en 1898, en Italia “el intervalo entre sucesivas detonaciones es variable… parecen oirse en cualquier época del año y momento del día” y no se encuentran asociadas a un mar tormentoso, pues se escuchan con bastante frecuencia durante un mar en calma.
Estos fenómenos suelen tener presencia en zonas en las que hay un clima de humedad cálidas, pero que colindan con áreas de clima frío, donde chocan vientos de diferentes temperaturas, esta confrontación causa un estruendo en una área amplia. Aunque se han registrado desde el año 1862, la explicación sobre cómo están conformados aún sigue dejando puntos sin esclarecer.
Algunos especialistas suponen que se trata de una presión atmosférica causada por los gases que salen desde el interior de la Tierra. Otras razones que argumentaron fue que se trataba de meteoritos que ingresaban a la atmósfera y cuyo movimiento causaba sucesos violentos en los vientos de las capas inferiores y que debido a su calor generaba la confrontación de vientos, de ahí provenía el sonido; otros inclusive lo adjudicaban a pequeños sismos que tenían como consecuencia que la Tierra produjera el estruendo.
Un artículo publicado por David P. Hill, científico emérito del Servicio Geológico de los Estados Unidos, analiza las diversas causas que pudiesen ser los orígenes de estos ruidos, en una de las partes busca comparar todas las causas antes mencionadas puedan ser motivos y posibilidades para ser el origen de los cielomotos, y a partir de esto es que logró desechar algunas opciones sobre el origen del fenómeno.
Hill concluyó descartando algunas de las opciones que podrían causar los cielomotos, principalmente desechó la idea de que sea causado por una fuerte actividad volcánica, puesto que el evento ha sucedido en zonas cuyo vulcanismo no ha sido determinante en su territorio. Otro fenómeno que no considera viable es el vuelo de alguna aeronave que pueda romper la velocidad del sonido, pues este tipo de fenómenos tiene una duración más larga que el de las explosiones sónicas.
También descartó los maremotos o tsunamis, puesto que el fenómeno también se ha escuchado en la cercanía de desiertos, lo que elimina esta posibilidad. Aunque por otra parte, los eventos que Hill logra determinar como los fenómenos que mayor probabilidad de causar estos sonidos, enfocándose principalmente en cuerpos celestes que entran en contacto con la atmósfera (como los denominados bólidos o meteoros) que alteran la estabilidad de las capas inferiores de la misma.
A pesar de que estos cuerpos se desintegren antes de impactar en la Tierra, el cambio de temperatura puede afectar en gran forma la temperatura de la zona y causar el efecto de zumbido de los cielomotos.
Con información de Infobae
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