Los pingüinos decidieron escapar del sofocante calor tropical hace millones de años. El paleontólogo del Museo Bruce en Greenwic Todas las entradash, Daniel Ksepka, comparó los genomas de pingüinos morenos con los de pingüinos fósiles y encontró que algunos de éstos genes ayudaron a esta especie a acumular grasa, que ahora los asila del frío.
Esta grasa, dijo, además, les ayuda a tolerar los niveles bajos de oxígeno para las inmersiones profundas.
Este nuevo estudio también ayudó a reconstruir los pasos evolutivos que llevaron a los pingüinos a abandonar los climas tropicales para disfrutar de su vida en la Antártica.
“Vivieron algunos de los momentos más cálidos de la historia de la Tierra, cuando hacía cinco grados más en el Ecuador”, dijo Daniel Ksepka.
Para determinar cómo los pingüinos hicieron la transición de aguas tropicales templadas a mares polares, el Dr. Ksepka y sus colegas analizaron recientemente los genomas de todos los pingüinos vivos, incluidos pipsqueaks como el pingüino azul de un pie de altura, rarezas como el pingüino de ojos amarillos en peligro de extinción y sensacionales como el pingüino penacho amarillo copetudo.
Sin embargo, la genética de los pingüinos modernos podría decirles mucho a los investigadores. La mayoría de los linajes modernos datan de solo un par de millones de años, oscureciendo la mayor parte de la odisea de 60 millones de años de la evolución de los pingüinos.
Ksepka dijo que más de las tres cuartas partes de todas las especies de pingüinos “están extintas ahora” y que se tiene que mirar el registro fósil, “o solo obtendrás un fragmento de la historia”.
Para complementar los datos modernos, los investigadores examinaron los fósiles de una variopinta tripulación de antiguos marinos.
Algunos pingüinos prehistóricos surcaban las aguas tropicales de Perú, usando picos en forma de lanza para arponear peces.
Otros lucían piernas largas y el más grande puede haber alcanzado siete pies de altura. Algunos incluso tenían parches de plumas rojas oxidadas.