Gracias al nuevo estudio, publicado en Science Advances, los expertos pudieron estudiar el comportamiento de este depredador prehistórico con más detalle, así como conocer más sobre su dieta, que incluía enormes animales marinos.
El modelo permitió a los científicos estudiar la forma y la vida del megalodón a través del análisis de los dientes conservados, así como la reconstrucción de una columna a partir de vértebras fosilizadas de un antiguo ejemplar hallado en la década de 1860 frente a la costa de la actual Bélgica.
Posteriormente, se combinó los resultados con el escaneo 3D del cuerpo de grandes tiburones blancos, lo que permitió crear un modelo 3D avanzado de todo el cuerpo de un megadolón.
Con alrededor de 16 metros de largo y unas 61 toneladas de peso, el ejemplar recreado era más largo que un autobús, sugiere el estudio.
También se estimó que podía nadar a aproximadamente 1.4 metros por segundo, requerir más de 98 mil kilocalorías por día y tener un volumen estomacal de casi 10 mil litros, lo que lo hacía capaz de comerse presas enteras de hasta ocho metros.
Ingerir esta cantidad le habría permitido al tiburón prehistórico cubrir miles kilómetros de distancia sin necesidad de alimentarse durante dos meses, según un comunicado del instituto Royal Veterinary College, adjunto a la Universidad de Londres, cuyo profesor de Biomecánica evolutiva, John Hutchinson, fue el autor principal del estudio.