En algunos puntos de la Tierra durante la Edad de Hielo, los períodos más cálidos sin hielo permitieron que la vida prosperara. Y ahora, un equipo de científicos dirigidos por St. John College y la Universidad de Cambridge ha descubierto ADN de hace dos millones de años de uno de esos períodos concretamente en Groenlandia, y creen que sus hallazgos podrían servir como un "mapa de ruta" para nuestro futuro.
El ADN recién descubierto en Groenlandia es el más antiguo hasta la fecha, superando el récord anterior por un millón de años.
Un hito histórico
Mediante el uso de la última tecnología en su campo, el estudio encontró que los fragmentos de ADN ambiental son un millón de años más antiguos que un hueso de mamut siberiano, que se pensaba que era el más antiguo de la Tierra. Esta nueva evidencia consiste en fragmentos de ADN en sedimentos que se habían encerrado en el permafrost en las profundidades de la boca de un fiordo en el Océano Ártico en el punto más al norte de Groenlandia.
Los investigadores pudieron secuenciar eADN (ADN ambiental) de 41 muestras de sedimentos, recolectadas en 2006, 2012 y 2016 de la Formación Kap København y no perturbadas por humanos durante 2 millones de años. Sus análisis revelaron que una vez hubo un exuberante bosque repleto de renos, liebres, mastodontes y una gran variedad de flora en lo que ahora es un desierto polar gris y monótono.
Cuando analizaron este ADN antiguo, encontraron que contenía evidencia genética de una multitud de plantas y animales. El equipo identificó 102 géneros de plantas como la planta ártica Dryas integrifolia y árboles como el cedro y el álamo, que encontraríamos hoy más al sur en los bosques boreales de Canadá.
"El ADN puede degradarse rápidamente, pero hemos demostrado que, en las circunstancias adecuadas, ahora podemos retroceder más en el tiempo de lo que nadie podría haberse atrevido a imaginar", explican los autores.
El ADN recuperado de las muestras después de mucho trabajo minucioso habría sido inutilizable hace solo unos pocos años: los fragmentos eran diminutos, de solo nanómetros de largo, altamente degradados y muy incompletos.
"Las antiguas muestras de ADN se encontraron enterradas profundamente en sedimentos que se habían acumulado durante 20.000 años. El sedimento finalmente se conservó en hielo o permafrost y, lo que es más importante, los humanos no lo perturbaron durante dos millones de años", aclara Kurt H. Kjær, coautor del trabajo que publica la revista Nature.
Todos y cada uno de los fragmentos de ADN se compararon con enormes bibliotecas de ADN que se habían recopilado de animales, plantas y microbios vivos.
Una pista sobre el futuro de la Tierra
“Es posible que la ingeniería genética pueda imitar la estrategia desarrollada por las plantas y los árboles hace dos millones de años para sobrevivir en un clima caracterizado por el aumento de las temperaturas y evitar la extinción de algunas especies, plantas y árboles. Esta es una de las razones por las que este avance científico es tan importante porque podría revelar cómo intentar contrarrestar el impacto devastador del calentamiento global", exponen los expertos.
Los investigadores esperan que estos resultados puedan ayudar a predecir el costo ambiental a largo plazo del calentamiento global actual.
"Uno de los factores clave aquí es hasta qué punto las especies podrán adaptarse al cambio en las condiciones que surgen de un aumento significativo de la temperatura. Los datos sugieren que más especies pueden evolucionar y adaptarse a temperaturas muy variables de lo que se pensaba anteriormente. Pero, De manera crucial, estos resultados muestran que necesitan tiempo para hacer esto. La velocidad del calentamiento global actual significa que los organismos y las especies no tienen ese tiempo, por lo que la emergencia climática sigue siendo una gran amenaza para la biodiversidad y el mundo: la extinción está en el horizonte para algunas especies, incluyendo plantas y árboles", concluyen los investigadores.