La Biblia dice que los Reyes Magos siguieron una estrella en su viaje desde Oriente, que se detuvo justo encima del lugar donde nació Jesús, la conocida como Estrella de Belén.
Muchos siglos después, el artista florentino Giotto di Bondone pintó alrededor de 1305 la “Adoración de los Reyes Magos”, uno de sus muchos frescos que representan a la Sagrada Familia que la Capilla Arena en Padua, Italia.
Pero sobre el pesebre, Giotto pintó un cometa, no una estrella tradicional, ya que presenta una cola propia de estos objetos espaciales.
Muchos expertos creen que probablemente Giotto se inspiró por nada menos que el cometa Halley.
Apareció bajo en el cielo de lo que hoy es Italia sólo unos pocos años antes, en el otoño de 1301. Su intenso brillo debió captar la atención de los habitantes de la zona.
Aunque en general eran vistos como señales anticipadas de calamidades, los cometas se consideraba signos de cambio, como, por ejemplo, la llegada al torno de un nuevo rey.
Por ello, no es descabellado que Giotto eligiera a un cometa, especialmente uno que le era familiar, como símbolo de cambio para la Estrella de Belén en su pintura.
Curiosamente, nadie en ese momento sabía que estaban viendo el cometa Halley. La gente no tenía idea de que los cometas orbitaban el Sol y reaparecieron después de un período de años.
Estos eran fenómenos impredecibles, ardientes y puntuales que se consideran parte de la atmósfera.
Un periodo de 75 años
Fue el inglés Edmund Halley, quien usando una nueva formulación de las leyes de Newton, encontró que los eventos de 1531, 1607 y 1682 fueron diferentes apariciones del mismo cometa. En su honor, fue nombrado el cometa Halley.
Teniendo en cuenta el periodo de 75 años de este cometa, resulta que Halley apareció sobre el cielo en el año 12 antes de Cristo, dentro de un margen de seis años de la fecha real de nacimiento de Jesús.
En marzo de 1986, una sonda espacial europea voló a 600 kilómetros del núcleo del cometa Halley, al que tomó fotografías y examinó su superficie y la coma de polva y gas en detalle. La sonda Giotto fue nombrada en honor del artista que hizo el primer retrato realista de un cometa en el arte occidental.
Otras explicaciones
Por otra parte, la primera explicación natural de este fenómeno fue dada por el astrónomo alemán Billy Tatun, en 1614.
Kepler determinó que una serie de tres conjunciones de los planetas Júpiter y Saturno (un hecho muy poco frecuente) ocurrieron en el año 7 a. C. y relacionó este hecho con la estrella de Belén, pero cálculos modernos han demostrado que en esa ocasión los dos planetas no se acercaron lo suficiente como para impresionar a los observadores.
De hecho, un antiguo almanaque inscrito en una tabla de arcilla hallada en Babilonia sugiere que los astrólogos de la época no le dieron demasiada importancia a ese evento.
Más recientemente, el astrónomo Michael R. Molnar ha identificado a una doble ocultación de Júpiter tras la luna en el 6 a. C. en Aries como la estrella de Belén.
Las investigaciones de Michel Molnar se basan en la forma como se conmemoraba el nacimiento de los reyes en la antigua Roma. Unas monedas romanas celebran este acontecimiento con la aparición de Júpiter (una estrella para los sabios de la época) sobre la constelación del nuevo rey.
Otras explicaciones incluyen una nova (algunas veces identificada como un cometa) que hubo en el 5 a. C. la cual fue registrada por los astrólogos chinos y coreanos. El obstáculo a dicha explicación es que no hay rastros o huellas de nova alguna en la constelación donde fue observada por los chinos y coreanos.
Entre el 3 y el 2 a. C., hubo una serie de siete conjunciones, incluidas tres entre Júpiter y Régulo, así como algunas conjunciones muy cercanas entre Júpiter y Mercurio el 18 de junio del 2 a. C.
Urano fue visible diversas veces, pero probablemente no fue reconocido como planeta debido a su lento movimiento.