Un estudio dirigido por la Universidad de Manchester concluye que las especies de mamíferos están siendo empujadas hasta sus límites ecológicos en zonas donde es improbable que prosperen.
La investigación, dirigida por Jake A. Britnell y Susanne Shultz, se publica en Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS). Sus resultados sugieren que la restricción a hábitats pobres y marginales es una amenaza para la conservación mundial que es vital incorporar a la evaluación y gestión de la conservación.
Los investigadores demuestran que muchas de las 627 especies de mamíferos con contracción documentada de su área de distribución sólo se dan ahora en los extremos ecológicos de sus zonas de distribución históricas. El 66 y 75 por ciento de estas especies se vieron empujadas hacia los extremos de temperatura o precipitación, respectivamente, y los cambios empeoran a medida que las especies pierden más terreno.
“La presión humana hace que las especies pierdan área de distribución. A medida que la pierden, sus nichos se reducen y quedan restringidas a una gama menos diversa de hábitats. Nuestro estudio sugiere que la merma de área de distribución se concentra en núcleos de nicho, empujando a muchas especies a los extremos ecológicos de su zona de distribución histórica”, afirma en un comunicado el doctor Britnell.
Este cambio, denominado marginación ecológica, conlleva un mayor riesgo de extinción de las especies. Según los investigadores, la calidad del hábitat es importante para el riesgo de extinción de una especie y la marginación ecológica podría ayudar a explicar por qué algunas zonas protegidas son más eficaces que otras.
Este cambio se produce porque las zonas que son buenas para la agricultura, los pastizales y los asentamientos humanos se han convertido para uso de las personas. Esto hace que los hábitats naturales queden restringidos a zonas que los hombres no quieren o no pueden utilizar. Este estudio demuestra que estos “remanentes” también pueden ser hábitats de baja calidad para la protección de la biodiversidad.
“Si estamos preservando especies en hábitats fundamentalmente inadecuados, la conservación puede rendir por debajo de sus posibilidades o incluso fracasar. El uso de información histórica puede poner de relieve lugares o estrategias más eficaces para concentrar nuestros esfuerzos”, afirma el profesor Shultz .
“Si las especies se protegen en zonas marginales, los esfuerzos de conservación ya van a la zaga, pues éstas no sobrevivirán ni se reproducirán tan bien como podrían. Si identificamos y protegemos entornos de alta calidad, reforzaremos poblaciones más abundantes, densas y resistentes”, afirma Britnell.