La estudiante de química de la Universidad de California Irvine, Mya Le Thai, podría haber resuelto uno de los grandes problemas de las baterías usadas. Ha descubierto, un poco por intuición y otro poco por perseverancia, la batería eterna. Puede recargarse infinitas veces.
Las baterías recargables crecen en número a medida que aumenta el parque de coches eléctricos y los dispositivos inalámbricos. Pero tienen un gran problema. El número de recargas es finito, y cuando se completa el ciclo, hay que descartarlas. Las baterías usadas son díficiles de reciclar, y muy contaminantes.
Si existiese una batería eterna, que se pudiese recargar infinitas veces, no habría que cambiarla nunca, con lo que se reduciría notablemente la contaminación y los desechos de las baterías eléctricas usadas.
Una batería eterna con infinitas recargas
Por su propia naturaleza química, las baterías solo mantienen su capacidad de carga un número finito de recargas. Dependiendo de los materiales utilizados podrá recargarse 1.000, 3.000, hasta 7.000 u 8.000 veces. Pero pasado ese número, la bateria morirá.
Los expertos llevan años experimentando con nuevos materiales, para reducir estas limitaciones. Uno de los campos de estudio son las baterías de nanocables de oro. Estos nanocables son miles de veces más finos que un cabello humano, altamente conductores y con una gran capacidad para tranferir y almacenar electrones.
El problema, como habrás deducido, es que debido a su pequeño tamaño, son muy frágiles. Tras unas pocas recargas de la batería, terminan rompiéndose.
Aquí es donde entra la estudiante de química de la Universidad de California Irvine, Mya Le Thai. Buscando una forma de fortalecer los nanocables, los roció con una capa de dióxido de manganeso. Después envolvió el conjunto en un electrolito formado por un gel similar al plexiglás. Lo que no esperaba conseguir es un mezcla que, trabajando conjuntamente, convierte a los nanocables de oro en irrompibles. Puedes verlo en en vídeo de apertura de la noticia.
Durante tres meses sometió a esta batería de nanocables de oro a cargas y recargas continuas. Tras 200.000 recargas, la batería seguía intacta, sin perder capacidad. Una batería estándar apenas aguanta 5.000 o 6.000 recargas. Mya Le Thai había inventado la batería eterna.
Lo más prometedor de este experimento es que esta técnica se puede aplicar a las baterías convencionales de iones de litio que utilizamos ahora. Desde una pila a una batería del móvil, o una de coche. Así que las perspectivas son realmente buenas.
La batería eterna que se recarga infinitas veces ya está aquí. Al menos, en el laboratorio. Si consiguen aplicar el método al mundo real, prácticamente se acabaría con el problema de las baterías usadas, porque durarían toda la vida. ¿Llegarán pronto a los usuarios?