El telescopio espacial James Webb reanudó su plena operatividad tras experimentar el 15 de enero un retraso en las comunicaciones de un instrumento que provocó la interrupción del software de vuelo.
Tras una investigación exhaustiva llevada a cabo por equipos de la NASA y de la Agencia Espacial Canadiense (CSA), se determinó que la causa del fallo en el espectrógrafo NIRISS (Near Infrared Imager and Slitless Spectrograph) “era probablemente un rayo cósmico galáctico”, una forma de radiación de alta energía procedente de fuera de nuestro sistema solar que a veces puede perturbar los sistemas eléctricos.
El encuentro con los rayos cósmicos es una parte normal y esperada del funcionamiento de cualquier nave espacial. Este rayo cósmico afectó a la lógica de los circuitos de estado sólido de la electrónica del NIRISS, conocidos como Field Programmable Gate Array.
Los ingenieros del Webb decidieron que reiniciando el instrumento se recuperaría su plena funcionalidad.
Tras completar el reinicio, los datos de telemetría de NIRISS demostraron una sincronización normal y, para confirmarlo plenamente, el equipo programó una observación de prueba.
El 28 de enero, el equipo Webb envió comandos al instrumento para realizar la observación, y los resultados confirmaron el 30 de enero que NIRISS volvía a funcionar a pleno rendimiento científico.
La NASA y la CSA se asociaron para abordar el problema de la forma más técnica posible, mediante una consideración detallada de todas las áreas de funcionamiento del instrumento. Analizaron todos los métodos posibles para recuperar los componentes electrónicos de forma segura.
“Al realizar la operación, se llevaron a cabo revisiones en cada paso intermedio. Ahora nos complace informar de que el instrumento NIRISS de Webb vuelve a estar en línea y funciona de forma óptima”, declaró en un comunicado Julie Van Campen, ingeniera de sistemas del Módulo de Instrumentos Científicos Integrados (ISIM) de Webb en el Centro Goddard de la NASA.