Investigadores del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) localizaron un elemento con inscripción jeroglífica maya en la zona arqueológica de Chichén Itzá, en el sur del país, a más de 100 años del último hallazgo.
“El círculo de piedra caliza, que tiene en el borde jeroglíficos mayas y al centro aparecen dignatarios mayas jugando Pok Ta Pok, el juego de pelota precolombino, puede cambiar la historia del sitio al aportar un nuevo elemento que desconocíamos”, manifestó en entrevista Marco Antonio Santos Ramírez, director de la zona arqueológica de Chichén Itzá.
Las inscripciones, según dijo el arqueólogo a EFE, podrían ser los últimos jeroglíficos que fueron escritos sobre la antigua cultura del Clásico Tardío (650 al 900 después de Cristo).
“La escritura clásica maya cesa, a partir del 900 d.C., durante el esplendor de Chichén Itzá”, aseguró el arqueólogo.
El experto explicó que el disco de piedra, que mide unos 30 centímetros de circunferencia, “podría ampliar o cambiar lo que se conoce de la cultura maya, ya que al parecer contiene fechas, nombres o acciones que dejaron plasmados los antiguos habitantes de Chichén Itzá”.
Si se empezara armar un libro de cientos de páginas, “el disco con jeroglíficos que parece del Periodo Clásico Tardío podría ser un nuevo texto para ampliar el conocimiento de la cultura ancestral”.
Santos Ramírez manifestó que el descubrimiento se realizó gracias a la inversión del Programa de Mejoramiento de Zonas Arqueológicas (Promeza), derivado del Proyecto Tren Maya, obra prioritaria del presidente Andrés Manuel López Obrador en el país.
Disco con jeroglíficos mayas
“Desde la creación del INAH no se había registrado una inversión tan importante en la arqueología de México y hoy está rindiendo frutos, el hallazgo del disco con jeroglíficos es un ejemplo”, aseveró.
El disco se encontró hace unas semanas en la Estructura Morley, nombrada así en honor al arqueólogo estadounidense Sylvanus Morley que restauró Chichén Itzá después de la Primera Guerra Mundial.
Esa estructura, que se ubica exactamente en la zona conocida como Casa Colorada, a unos metros al sur del Castillo de Chichén Itzá, también guardaba en su interior orejeras y glifos sobre piedras que, al juntarlos, reflejaba a Kukulcán.
Actualmente, el disco de jeroglíficos está en investigación, “bajo el cuidado de epigrafistas, como David Stuart de una universidad estadounidense; esperemos que pronto se den más detalles del hallazgo”.
El director de Chichén Itzá comentó que el disco fue nombrado La Piedra Pérez, “para darle crédito a su descubridor”, el investigador Francisco Pérez.
Sobre los trabajos de Promeza, que se realizan en esa zona arqueológica, considerada la más visitada de México, dijo que llevan un 75 % de avance en la parte de conservación y mantenimiento, “sobre todo en estructuras que tenía décadas sin remozar”.