En algún lugar de un remoto rincón del bosque cercano a la frontera de Maine con Canadá, unas rocas del espacio se estrellaron contra la Tierra alrededor del mediodía del sábado y pueden estar esparcidas por el suelo.
Un museo ofrece un premio de 25 mil dólares al primer cazador de meteoritos que entregue un ejemplar de un kilogramo.
Una bola de fuego inusualmente brillante se vio a plena luz del día cuando la roca se desintegró en la atmósfera, señaló Darryl Pitt, presidente de la división de meteoritos del Museo de Minerales y Gemas de Maine, en Bethel.
La NASA confirmó que los radares registraron la caída del meteorito en Maine y que varias personas escucharon explosiones sónicas provocadas por un objeto cuando sobrepasa la velocidad del sonido.
Según Pitt, el hecho de que el radar detectara la desintegración ardiente del meteorito asegura que sus restos se puedan encontrar en el suelo. “Con más personas alertas habrá más probabilidades de una recuperación”, declaró Pitt ayer.
Sin embargo, no hay garantía de que haya fragmentos lo suficientemente grandes como para reclamar la recompensa.
La NASA indicó en su página web que las “masas de meteorito calculadas a partir de los rastros detectados en el radar oscilan entre 1.59 gramos y 322 gramos, aunque es posible que hayan caído masas más grandes”.