Nuestro conocimiento del suelo marino es hoy mucho más preciso de lo que ha sido nunca. Un equipo de investigadores ha descubierto más de 19.000 nuevos volcanes submarinos utilizando los datos de radares espaciales de alta definición. El nuevo estudio supone además el mayor catálogo de montañas marinas del que disponemos hasta ahora y será clave para entender las corrientes de los océanos y los cambios en su temperatura que afectan al cambio climático.
Los mapas submarinos tradicionales emplean el sonar —un sistema similar al radar, pero que en lugar de ondas de radio usa impulsos sonoros— para detectar la orografía del suelo marino. Sin embargo, con este sistema solo hemos podido cubrir un cuarto de la extensión de nuestro planeta. El último censo, realizado en 2011, encontró más de 24.000 montes submarinos formados por actividad volcánica, sin embargo, según apunta la revista Science, todavía quedan más de 27.000 que los sonar han sido incapaces de localizar.
Un nuevo estudio, publicado recientemente en la revista Earth and Space Science, ha sido capaz de encontrar más de 19.000 nuevos volcanes utilizando los datos de los radares de alta definición que rodean nuestro planeta. Estos sistemas —instalados en satélites como el CryoSat-2 de la Agencia Espacial Europea o el SARAL de las agencias espaciales india y francesa—, pueden detectar montañas submarinas de hasta 1.100 metros de altura (el límite inferior de lo que se considera un monte submarino), y revelar lo que se esconde bajo el agua para ofrecer una mejor representación de la topografía del fondo marino.
"Es alucinante", afirma David Sandwell, geofísico marino del Instituto Oceanográfico Scripps, que colaboró en la dirección de los trabajos.
Los accidentes marinos que marcan el descubrimiento
El buque de propulsión nuclear, USS San Francisco, chocó en 2005 con uno de estos montes submarinos, matando a un miembro de la tripulación e hiriendo a la mayoría de los pasajeros. En 2021, el USS Connecticut corrió una suerte similar. Tras este accidente, Sandwell y el resto del equipo consiguieron financiación de la Marina y de la Agencia Nacional de Inteligencia Geoespacial (NGA) estadounidenses para su novedoso proyecto de buscar montes submarinos usando satélites.
El sistema propuesto por los investigadores les llevó a identificar miles de estas montañas submarinas, incluidos 700 especialmente poco profundas que suponían un peligro para los submarinos. Ahora, el nuevo método les ha permitido ir aún más lejos.
Los montes y volcanes submarinos no solo son peligrosos para los barcos, sino que nos ayudan a entender cómo funcionan las placas tectónicas y el magmatismo. Según explica para Sicence, John Lowell, hidrógrafo jefe de la NGA que dirige las tareas de cartografía por satélite del ejército estadounidense, estos accidentes geográficos submarinos son oasis cruciales para la vida marina y agitadores que ayudan a controlar los flujos oceánicos a gran escala que influyen en la retención de grandes cantidades de calor y dióxido de carbono. "Cuanto mejor comprendamos la forma del fondo marino, mejor podremos prepararnos [para el cambio climático]", asegura el investigador en declaraciones para Science.
El catálogo de montes submarinos se ampliará aún más con Seabed 2030, un proyecto internacional para acelerar la cartografía de alta resolución mediante sonar liderado por Larry Mayer, director del Centro de Cartografía Costera y Oceánica de la Universidad de New Hampshire. Pero esto no quiere decir que los estudios espaciales se vayan a parar. En diciembre del año pasado la NASA lanzó el satélite Surface Water and Ocean Topography, que es capaz de medir la altura de la superficie marina con una precisión de un par de centímetros. Una mejor teledetección sería bienvenida, dado el coste de los viajes de cartografía por sonar, dice Mayer. "Me encantaría que amenazara lo que hago"