Un muy querido amigo nos envía el presente y asombroso artículo publicado por News-ESEURO el 3 de mayo de 2023. Veamos de qué se trata…
La naturaleza a menudo nos sorprende con sus fascinantes formas de vida que despiertan la curiosidad de chicos y grandes por querer conocer más sobre los organismos que nos rodean y sus interacciones con el ambiente.
Durante años, los humanos han dedicado su vida a conocer los diversos grupos de seres vivos del planeta, pero, en estos momentos la comunidad científica lucha contra reloj para conocer y proteger la vida en la Tierra.
El cambio climático como consecuencia de las actividades humanas ha acelerado el aumento de las temperaturas y el declive de comunidades completas de animales, plantas y hongos, por lo que la cantidad de vida que esta desapareciendo rápidamente nos hace pensar en que se esta viviendo una extinción masiva.
A pesar de este panorama, diariamente en diversas partes del mundo, el gremio científico busca entender formas de vida que nos parecen simplemente maravillosas. Es el caso de una babosa marina que vive en la Costa Este de Estados Unidos, la cual empieza a escasear y es cada vez más difícil de estudiar.
La peculiaridad de este molusco no radica en su tamaño, sino, en que tiene la capacidad de realizar un proceso que se creía exclusivo de las plantas, la fotosíntesis.
Elysia chlorotica, nombre científico de este molusco, comúnmente llamado Babosa de mar verde esmeralda o Esmeralda Oriental, fue descrita por Augustus Addison Gould en 1870. Su color rápidamente captó la atención, pero se relacionó en un inicio a sus hábitos alimenticios, ya que se alimenta de diferentes tipos de algas, al igual que por su extraordinaria figura en forma de hoja.
Sin embargo, la realidad de esta babosa es que roba los motores moleculares que permite a la planta captar la energía solar para llevar a cabo uno de los procesos más importantes y conocidos.
La tonalidad en la piel de las babosas es porque estos organismos asimilan la presencia de cloroplastos. Gracias a estas estructuras, se ha podido observar que Elysia chlorotica puede pasar más de nueve meses sin ingerir alimento, solamente fotosintetizando las partes sustraídas a la planta, mientras aprovecha la luz solar.
De acuerdo a comentarios de Patrick Krug, biólogo del Departamento de Ciencias Bilógicas de la Universidad Estatal de California en Los Ángeles, para National Geographic, «es única, es polémica, es esquiva, nunca come».
A pesar de conocer otras babosas que tienen la capacidad de asimilar en sus organismos los cloroplastos, ninguna lo hace con tanta eficacia como la Esmeralda Oriental, pero, lo que sigue siendo una incógnita para los científicos es, ¿cómo lo hace?
A pesar de los trabajos desarrollados por los científicos, son muchas las preguntas y pocas las respuestas, ya que es muy difícil encontrar a estos organismos, sin embargo Debashi Battacharya, investigador de la Universidad Rutgers, realizó un estudio, publicado en la revista Molecular Biology and Evolution, donde se demostró que los animales expresan genes que atenúan la función del sistema inmune cuando absorben los cloroplastos y aumentan la actividad de los genes vinculados a la neutralización de sustancias químicas reactivas.
Por su parte, las investigaciones realizadas por Sidney Pierce, investigador jubilado de la Universidad de Florida del Sur, sugiere que el genoma de las babosas contiene genes transferidos de las algas.
Para más información consulta: The Biological Bulletin.