El telescopio espacial James Webb ha descubierto nuevas características de la estrella Fomalhaut, como un nuevo cinturón de asteroides e indicios de un sistema planetario complejo y posiblemente activo.
Un estudio firmado por astrónomos estadounidenses y que publica Nature Astronomy usó imágenes de alta resolución tomadas por Webb para obtener nuevos datos sobre Fomalhaut, una estrella de 440 millones de años en la constelación del Pez Austral a unos 25 años luz de nuestro sistema solar.
Los datos proporcionados por el nuevo telescopio permitieron descubrir un nuevo cinturón de asteroides, que se suma a otro ya conocido.
Los dos anillos de escombros se consideran comparables al cinturón de asteroides (entre Marte y Júpiter) y el de Kuiper (un anillo de cuerpos helados más allá de Neptuno) de nuestro sistema solar.
La sensibilidad del instrumento de infrarrojo medio que lleva James Webb ha revelado características complejas de ambos cinturones, según el estudio encabezado por András Gáspár de la Universidad de Arizona (E.U.).
Las imágenes muestran un anillo exterior conocido hasta ahora y considerado análogo al cinturón de Kuiper y que es uno de los discos de escombros más prominentes conocidos, formado por polvo, guijarros y otros restos de colisiones.
La estrella tiene además un cinturón intermedio, el ahora descubierto, que podría estar siendo guiado por la influencia gravitatoria de planetas desconocidos, lo que sugiere la presencia de un planeta en el hueco entre los cinturones, según el estudio.
Ese cinturón intermedio está desalineado con respecto al cinturón exterior y los autores sugieren que puede haber sido el origen de una nube de polvo previamente conocida generada por una colisión.
Dentro del anillo exterior también existe una gran nube de polvo que también pudo ser creada por otra colisión.
Las estructuras de los cinturones de escombros, su alineación y los indicios de colisiones sugieren que Fomalhaut está rodeada por un sistema planetario dinámicamente activo, concluyen los autores.
Formalhaut es una de las estrellas más brillantes del cielo y durante un tiempo se consideró que contaba con un exoplaneta Formalhaut B, que, en 2008, fue uno de los primeros detectados con imágenes directas tomadas por el telescopio espacial Hubble.
Sin embargo, en 2020 un equipo también encabezado por Gáspár apuntó la posibilidad de que el planeta nunca hubiera existido y que lo observado por Hubble fuera, en realidad, una nube de polvo en expansión, posiblemente por la colisión de dos cuerpos helados.
En el nuevo estudio, los autores estiman que Fomalhaut b sería una nube de polvo que podría haberse generado en el cinturón ahora descubierto, “lo que sugiere una mayor agitación dinámica y de colisión”.