Vivimos en un planeta cuya superficie está cubierta en más de un 70% por agua. Pero esta sustancia compuesta por dos átomos de hidrógeno y uno de oxígeno, también está presente en el aire como vapor, en la humedad del suelo e incluso en nosotros mismos. Comprender cómo el agua llegó a la Tierra es un gran misterio sin resolver. Afortunadamente, los últimos avances científicos pueden darnos un poco de luz.
El Telescopio Espacial James Webb se ha convertido en un elemento clave en esta búsqueda. La NASA ha anunciado que los astrónomos han confirmado por primera vez en la historia que hay vapor de agua alrededor de un cometa en el cinturón principal de asteroides. Para ubicarnos mejor, podemos decir que el hallazgo ha tenido lugar en una vasta región de nuestro Sistema Solar situada entre las órbitas de Júpiter y Marte.
Agua congelada que se va evaporando
Como explica la agencia espacial, el hallazgo del James Webb es un punto de referencia importante para la investigación sobre la distribución del agua en el Sistema Solar. El instrumento espectrógrafo de infrarrojo cercano (NIRSpec) del telescopio ha permitido estudiar detalladamente a nuestro protagonista, el cometa 238P/Read. Lo han visto surcar el espacio con su distintiva cola brillante que lo diferencia de los asteroides.
Este es, precisamente, uno de los puntos más interesantes del hallazgo. Durante décadas, los investigadores han detectado objetos astronómicos que cumplían con todas las características para ser clasificados como cometas, pero existía una duda. ¿Era realmente vapor de agua lo que estaban viendo u otro tipo de compuesto químico? Recordemos que los asteroides, entre otras diferencias de composición y apariencia física, no tienen cola como los cometas.
Imagen del cometa 238P/Read fue capturada por el NIRCam
“Con estos datos espectrales precisos de Webb podemos decir que sí, definitivamente es hielo de agua lo que está creando ese efecto”, explica el autor principal del estudio, Michael Kelley. Pero la cosa no acaba ahí. Los avanzados instrumentos del telescopio revelaron que el 238P/Read carece de dióxido de carbono, un elemento que suele constituir el 10% del material que se va evaporando a medida que se acerca al Sol.
Una de las características de los asteroides es que estos van perdiendo agua y dióxido de carbono a medida que se calientan (se van evaporando). Para Kelly, hay dos posibilidades. Por un lado, que el cometa se haya perdido todo el dióxido de carbono antes de ser capturado por los instrumentos del James Webb. Por otro lado, que se haya formado en una región “particularmente cálida” del sistema solar donde no había dióxido de carbono disponible.
“Con las observaciones de Webb del cometa Read, ahora podemos demostrar que el hielo de agua del sistema solar primitivo se puede conservar en el cinturón de asteroides”, asegura Kelly. La investigación, no obstante, continúa, y las preguntas sobre la mesa parecen duplicarse.
Con el James Webb en el espacio, ahora es posible estudiar otros cometas del cinturón principal que son tan pequeños y tenues que antes no era posible.
Eso ayuda a los astrónomos a entender cómo el agua pudo haber llegado a la Tierra. "Nuestro mundo empapado de agua, lleno de vida y único en el universo hasta donde sabemos, es un misterio: no estamos seguros de cómo llegó toda esta agua aquí", explicó una de las investigadoras, Stefanie Milam. "Comprender la historia de la distribución del agua en el sistema solar nos ayudará a comprender otros sistemas planetarios, y si podrían estar en camino de albergar un planeta similar a la Tierra".