Aunque Neptuno es el octavo planeta en distancia respecto al Sol y se encuentra a unos 4.500 millones de kilómetros de distancia, no es el más frío del sistema solar. Ese título pertenece a Urano.
Urano está ubicado a una distancia promedio de 2.900 millones de kilómetros del Sol, lo que equivale a unas 19,8 unidades astronómicas (UA). Una UA es la distancia del Sol a la Tierra. A pesar de estar "solo" unas 20 veces más lejos del Sol que la Tierra, Urano registra temperaturas mucho más bajas que Neptuno.
La temperatura más baja registrada en Urano es de aproximadamente -224 grados centígrados, mientras que en Neptuno, a pesar de ser un gigante helado como Urano, es ligeramente más cálido debido a una mayor cantidad de metano en su atmósfera.
Urano tiene una atmósfera compuesta principalmente de hidrógeno y helio, con pequeñas cantidades de metano, agua y amoníaco. Es precisamente el metano en su atmósfera lo que no solo le otorga su característico color azul, sino también contribuye como una de las fuentes de calor del planeta.
Aunque Urano está más cerca del Sol que Neptuno, su menor contenido de metano en la atmósfera lo convierte en el planeta más frío del sistema solar.
La historia de su descubrimiento
Tenemos que remontarnos al siglo XVIII, una época en la que los astrónomos comenzaban a utilizar telescopios más sofisticados para observar los cielos. En 1781, el astrónomo británico William Herschel estaba realizando sus propias observaciones con un telescopio casero cuando observó un objeto en el cielo que nunca antes había visto. Inicialmente creyó que este objeto era un cometa, pero después de más observaciones, se dio cuenta de que era algo mucho más significativo. Había encontrado un planeta. Lo estudió con más detalle y acabó bautizándolo como “Georgium Sidus”, en honor al rey Jorge III de Inglaterra, pero el nombre parece que no gustó demasiado al resto de la comunidad científica y finalmente decidieron nombrarlo Urano, en honor al antiguo dios griego del cielo.
Este hallazgo fue innovador por diversos motivos: fue el primer planeta descubierto desde la antigüedad; también fue el primer planeta en ser identificado a través de un telescopio, lo que lo convierte en un logro significativo para la astronomía. Y, por último, reveló que había más planetas en nuestro sistema solar de lo que se pensaba anteriormente, y que aún quedaba mucho por aprender sobre nuestros vecinos celestiales. De hecho, gracias al trabajo pionero de Herschel, sabemos que hay mucho más en nuestro sistema solar de lo que parece, y que aún nos queda mucho por aprender sobre el universo que habitamos.