El espectáculo anual de las Gemínidas iluminará el cielo nocturno de diciembre con una lluvia de meteoritos de color verde y amarillo.
Este fenómeno astronómico único, que solo ocurre una vez al año, se ha ganado la reputación de ser una de las mejores lluvias de meteoritos anuales.
La razón detrás de esta sorprendente exhibición de colores en el cielo radica en la composición química de las rocas espaciales que conforman las Gemínidas. Estas contienen elementos como oxígeno, magnesio y níquel, que al interactuar con la atmósfera terrestre, producen un resplandor verdoso y amarillo, según explican los científicos de la NASA.
Este fenómeno celeste no pasa desapercibido durante la temporada de diciembre, ya que comienza a hacerse visible desde finales de noviembre y alcanza su punto máximo en una única noche durante el último mes del año. Durante su apogeo, se espera que aparezcan aproximadamente 120 meteoros por hora, lo que equivale a dos meteoros cada minuto, según las estimaciones de la NASA.
Para disfrutar plenamente de este espectáculo astronómico, se recomienda alejarse de las luces de la ciudad o la calle y encontrar un lugar oscuro y tranquilo. Tumbarse boca arriba con los pies mirando hacia el sur y darle tiempo a los ojos para que se adapten a la oscuridad puede ayudar a observar mejor las Gemínidas.
Este fenómeno es visible en todo el mundo y dura casi 24 horas, desde la noche del 13 de diciembre hasta la madrugada del 14 de diciembre.
En el hemisferio norte, que incluye a México, los espectadores podrán comenzar a presenciarlo a partir de las 21:00 o 22:00 horas, alcanzando su punto máximo en la medianoche y la madrugada del 14 de diciembre.
Las Gemínidas, que comenzaron a aparecer en el siglo XIX, han evolucionado de ser una lluvia de meteoritos poco notable con solo 10 a 20 meteoros por hora, hasta convertirse en una de las más grandes y esperadas del año, con la posibilidad de ver hasta 120 meteoros por hora en condiciones ideales.
Estas rocas espaciales tienen su origen en el asteroide 3200 Faetón, que se descubrió en 1983 y plantea un enigma a los astrónomos. Aunque su órbita sugiere un comportamiento de cometa, no desarrolla una cola de cometa típica cuando se acerca al Sol y parece comportarse más como un asteroide rocoso.
Esto ha llevado a la teoría de que Faetón podría ser un "cometa muerto" o un nuevo tipo de objeto llamado "cometa de roca".
Además, los fragmentos que se desprenden de Faetón para formar los meteoroides Gemínidas son significativamente más densos que los copos de polvo de los cometas, lo que contribuye a su espectacular aparición en el cielo nocturno.