El Cinturón de Kuiper, un vasto reino de objetos helados más allá de Neptuno, revela sus secretos a medida que los científicos exploran esta región remota del sistema solar.
Nombrado en honor al ilustre astrónomo Gerard Kuiper, quien predijo su existencia en 1951, este vasto depósito congelado guarda el material más primitivo de nuestro sistema solar.
Fue en 1992 cuando los intrépidos astrónomos Dave Jewitt y Jane Luu finalmente descubrieron el Cinturón de Kuiper después de años de escudriñar los cielos en busca de objetos tenues más allá de Neptuno.
Similar al cinturón de asteroides pero repleto de objetos helados, planetas enanos y cometas, este rincón cósmico se mantiene a temperaturas extremadamente frías, donde incluso los hielos volátiles como el monóxido de carbono se congelan.
Plutón, el objeto más famoso en este cinturón, fue descubierto en 1930 por Clyde William Tombaugh y es considerado el primero de su tipo. Sedna, un mundo helado más pequeño que Plutón, tarda unos 10,500 años en completar una órbita alrededor del sol.
Arrokoth, anteriormente conocido como Ultima Thule, se encuentra a 6,400 millones de kilómetros de la Tierra y se ha convertido en el objeto más lejano y primitivo visitado por la nave espacial New Horizons de la NASA. Su superficie está cubierta de hielo de metanol y otras moléculas orgánicas, revelando un paisaje misterioso a -233 ºC.
Eris, un poco más pequeño que Plutón, y Haumea, con su forma de balón de fútbol americano aplastado, también son habitantes notables de este distante cinturón, cada uno con sus propias características únicas.
A pesar de estos descubrimientos, el Cinturón de Kuiper sigue siendo un misterio en muchos aspectos.
Millones de objetos helados, colectivamente conocidos como objetos del Cinturón de Kuiper (KBO) o objetos transneptunianos (TNO), residen en esta región lejana del sistema solar. Se cree que estos objetos están acompañados por órbitas resonantes, evitando encuentros desestabilizadores con Neptuno.
La nave espacial New Horizons, lanzada en 2006, sigue explorando este fascinante rincón cósmico desde una ubicación única, proporcionando observaciones sin precedentes que amplían nuestra comprensión de estos mundos lejanos. A 50 veces la distancia de la Tierra al Sol, la sonda aún tiene combustible para visitar otro objeto del Cinturón de Kuiper, prometiendo un futuro brillante y emocionante según Alan Stern, el investigador principal de New Horizons.