Ciencia
Lectura 4 - 7 minutos
Paseando por los cielos de enero
TXT Antonio Loza (electron22@gmail.com) y Gabriela Román.

Paseando por los cielos de enero

Paseando por los cielos de enero
  • Like
  • Comentar

El título de este texto está inspirado en la entrañable serie de artículos denominada "Un paseo por los cielos de" que se publicaba en la revista "Ciencia y desarrollo" editada por el CONAHCYT con periodicidad bimestral. A dicha serie contribuyeron Christine Allen, Arcadio Poveda, José de la Herrán y muchos otros distinguidos astrónomos de cuyos nombres quisiera acordarme. En ella se describían los objetos astronómicos de interés correspondientes al bimestre de publicación y se daba una explicación de nuestra comprensión actual acerca de ellos.

En este artículo no pretendo tanto, sin embargo, enero nos brinda un cielo espectacular con muchos objetos astronómicos de los cuales podemos disfrutar y me gustaría describir algunos. Concretamente, hablaremos sobre cuatro cúmulos estelares abiertos: uno puede contemplarse a simple vista y para apreciar los tres restantes serán suficientes unos binoculares o un telescopio pequeño.

Ante todo ¿qué es un cúmulo estelar abierto? Un cúmulo estelar abierto es un grupo de estrellas, carente de simetría o estructura definida, que se han formado a partir de la misma nube de gas y que se mantienen unido por la fuerza de gravedad. Estos cúmulos pueden contener desde algunas decenas de miembros hasta varios miles y son uno de los componentes de nuestra galaxia de formación más reciente. Las poblaciones de estrellas de estos cúmulos pueden tener grandes variaciones en masa y son ampliamente estudiados por los astrónomos para entender mejor los procesos de nacimiento y evolución de las estrellas. Los cúmulos estelares abiertos son inestables, ya que la fuerza gravitatoria del resto de la galaxia tiende a disgregarlos lentamente.  Se ha postulado que nuestro Sol habría nacido en algún cúmulo estelar abierto y fué expulsado del cúmulo que le dió origen.  

Durante las noches de enero mirando hacia el noreste antes de la medianoche notaremos una estrella amarilla muy brillante. Se trata de la undécima estrella más brillante del firmamento “Capella”, la cabra, ubicada junto a un grupo de estrellas que forman aproximadamente un pentágono. Este grupo de estrellas es muy grande y fácil de identificar. Se trata de la constelación del “Auriga” y en ella encontaremos tres cúmulos abiertos situados casi en línea recta. Desgraciadamente no pueden observarse a simple vista, no obstante, con ayuda de unos binoculares podremos disfrutar de la vista de los cúmulos: Messier 36, 37 y 38. Los nombres se derivan del catálogo de objetos astronómicos que  compiló el astrónomo frances Charles Messier durante el siglo XVIII. En  dicho catálogo estos objetos aparecen en las posiciones 36, 37 y 38, de ahí los nombres.

Comencemos con el más brillante: M36, nombre abreviado y más cómodo de Messier 36. Este cúmulo puede observarse a simple vista en condiciones excepcionales que solo en muy raras ocasiones ocurren en una ciudad. Para encontarlo debemos localizar el vértice este del pentágono al que hemos  aludido antes. En el punto medio del lado sur del vértice y ligeramente desplazado hacia el noroeste encontraremos este cúmulo (Ver figura 1). Algunos consejos son apropiados: primero localicemos  solo con nuestra vista esta posición y sin mirar a otro lado llevemos los binoculares a nuestros ojos; segundo, es preciso mover solo muy ligeramente los binoculares alrededor de la posición inicial  y, por último, tenemos que ser pacientes. Con binoculares este cúmulo se verá como una pequeña nubecilla de color blanco pálido. Sin embargo, evitando mirar directamente hacia el cúmulo, es decir, viendo el objeto solo con el rabillo del ojo podremos resolver las estrellas que lo componen. Con un telescopio pequeño es fácil distinguir las estrellas individuales y tener un atisbo del color azul. A M36 se le llama a veces cúmulo del molinete porque sus estrellas parecen formar unas aspas. En la región de M36, usando imágenes obtenidas en la parte infraroja del espectro, se detectó un misterioso objeto parecido a una estrella, bautizado como Holea, del cual se desprende un chorro de gas. Lo interesante es que en fotografías hechas alrededor de 1950 no había rastro de este objeto. Todo indica que estamos asisitiendo al nacimiento de un grupo de estrellas.

Una vez localizado M36, moviendo nuestros binculares un poco hacia el sureste encontaremos M37 que aperecerá en nuestro campo visual como una pequeña nubecilla. Las estrellas individuales de este grupo no pueden resolverse con binoculares. Sin embargo, con un telescopio la vista es increible, puesto que pueden distinguirse miles de estrellas en un campo visual muy reducido. Justo en el centro  de este enjambre se podrá distinguir una gigante roja. 

Volviendo a M36, desplazándonos muy poco y casi directamente hacia el norte encontraremos a M38.

Muy cerca de M38 se encuentra otro cúmulo abierto de brillo muy reducido que no se puede detectar con binoculares.  Con un pequeño telescopio, estos dos cúmulos separados por un ángulo apenas mayor a 2 grados, pueden observarse en el mismo campo visual. También pueden resolverse los miembros individuales de M38 que parecen estar dispuestos formando una “X” o una “K”.

Dejemos atrás la constelación del Auriga y avancemos hacia el oeste de Capella (mirando hacia arriba antes de la medianoche).  Notaremos un grupo muy compacto de estrellas.  Se trata de un cúmulo estelar abierto que nuestros antepasados conocían muy bien. Para los mayas  este grupo era “Tzab-eko estrella cascabel, mientras que los mexicas lo denominaban “Tianquiztli” que significa tianguis. Ambos pueblos les atribuían importantes significados rituales.  En la actualidad, prácticamente en todo el mundo, se les conoce como las  “Pléyades”. A simple vista y en buenas condiciones pueden observarse seis o siete estrellas. De hecho, también se les conoce  como “las siete hermanas”. Observando con atención podemos distinguir incluso un tinte azulado. Con binoculares  la vista resulta espectacular. El tono azulado es fácil de apreciar y se pueden distinguir una gran cantidad de estrellas con una amplia variación en brillo. Con un pequeño telescopio la vista será muy similar aunque con menor amplitud del campo visual. Las Pléyades son un cúmulo relativamente joven con presencia de gas en su región interestelar.

Finalmente, me gustaría animar al público interesado en observar estos objetos astronómicos. Si no se tienen binoculares o un telescopio todavía es posible apreciar la belleza de las “Pléyades”. El observador puede contar cuántas de las “siete hermanas” distingue y contemplar el espectáculo del firmamento con las hermosas constelaciones de Orión, Tauro y el Auriga.  Aunque el inicio de este año ha resultado particularmente nublado,  enero y ferbrero suelen brindar noches despejadas, por lo que seguramente habrá oportunidades para “pasear” por los cielos invernales.

Figura 1: Foto de la constelación del “Auriga”. M36 se puede localizar casi en el punto medio del lado sur del vértice del pentágono como se indica en la figura. A partir de este es fácil ubicar a M37 y M38.  También mostramos acercamientos para cada uno de los cúmulos  que nos darán una mejor idea sus respectivas estructuras.  En el acercamiento que le corresponde a M38, casi en  el extremo derecho se puede notar otro pequeño cúmulo.

Figura2: Fotografía de las Pléyades con una exposición de 5 minutos usando una cámara  digital. Pueden apreciarse claramente las seis o siete estrellas visibles a simple vista y también una multitud de estrellas de brillos muy distintos.

Visto 3607 veces
Inicia sesión y comenta
Ant. Estudio revela aumento drástico en la mortalidad de tiburones
Sig. Chicles de hace 10 mil años revelan la dieta del ser humano en la Edad de Piedra

Hay 5331 invitados y ningún miembro en línea

© 2024 LaUnión.News. All Rights Reserved. Design & Developed by La Unión Digital Back To Top

Publish modules to the "offcanvas" position.