El telescopio espacial James Webb (JWST) descubrió un numeroso grupo de tenues puntitos rojos en el Universo lejano que podrían ser agujeros supermasivos en su etapa de infancia.
Este hallazgo, liderado por Jorryt Matthee del Instituto de Ciencia y Tecnología de Austria (ISTA), podría revolucionar nuestra comprensión sobre el origen de estos gigantes cósmicos.
Equipado con una sensibilidad cien veces mayor que el Hubble, el JWST puede explorar el cosmos más allá de lo que antes era posible.
Gracias a su capacidad para detectar objetos fríos en el infrarrojo, en su primer año de servicio, observó cosas inéditas pero este conjunto de pequeños puntos rojos podría ser “un avance inesperado”, según el estudio.
El profesor Matthee señala que estos puntitos rojos, encontrados en las imágenes del JWST, podrían representar una versión temprana y menos masiva de los agujeros negros supermasivos.
Este hallazgo sugiere una conexión entre estos objetos y los enigmáticos cuásares, los cuales emiten una luz tan brillante que pueden observarse a grandes distancias.
La investigación plantea la hipótesis de que estos puntos rojos evolucionarán con el tiempo, a medida que el gas que los rodea sea dispersado y se conviertan en cuásares más prominentes.
Este proceso podría ofrecer nuevas perspectivas sobre cómo se forman y desarrollan los cuásares problemáticos, que desafían las leyes de la física con su rápida tasa de crecimiento.
El estudio del JWST proporciona una ventana única para comprender los misteriosos procesos que dan origen a los objetos más masivos del universo, acercándonos un paso más hacia la comprensión de estos fascinantes fenómenos astronómicos.