Hace 6 millones de años, el mar Mediterráneo experimentó una significativa crisis de salinidad, conocida como la “crisis de salinidad de Messina”.
Esta situación condujo a la evaporación de un millón de metros cúbicos de agua, lo que resultó en su separación del océano Atlántico y en la formación de extensas montañas de sal.
Un estudio reciente, publicado en la revista ‘Nature’ y en el que participó el Instituto Nacional de Geofísica y Vulcanología de Italia (INGV), detalla cómo los movimientos de placas tectónicas aislaron al Mediterráneo, provocando la acumulación de grandes bloques de evaporitas, o "gigantes de sal", que surgieron al secarse el mar.
Fabio Florindo, investigador del INGV y coautor del estudio, explicó que estos depósitos no solo son importantes geológicamente sino que también han impactado el ciclo del carbono y el clima global.
Foto: Depósitos de sal en una mina de Sicilia.
La formación de estas estructuras modificó la química oceánica y el clima, al disminuir el dióxido de carbono atmosférico y enfriar el planeta.
Este fenómeno concluyó hace 5.3 millones de años con el “Evento Zanclean”, una inundación masiva del Atlántico que restauró la condición marina del Mediterráneo.
El estudio proporciona perspectivas importantes sobre el pasado geológico del Mediterráneo y la evolución de nuestro planeta, ofreciendo información valiosa para entender mejor los procesos climáticos y ambientales que han moldeado la Tierra a lo largo de los milenios.