El telescopio espacial Hubble ha capturado una impresionante imagen de la nebulosa RCW 7, ubicada a 5,300 años luz en la constelación de Puppis. Esta nebulosa, rica en gas y polvo interestelar, es una cuna de estrellas en formación.
Las nebulosas, como RCW 7, contienen los materiales necesarios para el nacimiento de nuevas estrellas. Bajo la influencia de la gravedad, las partes de estas nubes moleculares colapsan y se fusionan en protoestrellas, estrellas jóvenes en desarrollo rodeadas por discos giratorios de gas y polvo.
Las protoestrellas formadas en RCW 7 son particularmente masivas, emitiendo radiación ionizante y vientos estelares que transforman la nebulosa en una región H II.
Las regiones H II están llenas de iones de hidrógeno. La radiación ultravioleta de las protoestrellas masivas excita el hidrógeno en la nebulosa, causando su brillo rosado característico.
Foto: ESA/Hubble & NASA
La imagen del Hubble proviene del estudio de un sistema binario protoestelar masivo, IRAS 07299-1651, todavía envuelto en su capullo de gas.
Los astrónomos usaron la Wide Field Camera 3 del Hubble en luz infrarroja cercana para exponer esta estrella y sus compañeras. Aunque las protoestrellas son más brillantes en luz ultravioleta, también emiten mucha luz infrarroja, lo que permite al Hubble capturar esta imagen a través del gas y polvo.
Muchas estrellas más grandes en la imagen son en realidad estrellas en primer plano que no forman parte de la nebulosa, sino que están entre la nebulosa y nuestro sistema solar.
La creación de una región H II como RCW 7 marca el principio del fin de una nube molecular. En unos pocos millones de años, la radiación y los vientos de las estrellas masivas dispersarán el gas de la nebulosa, más aún cuando las estrellas más masivas exploten en supernovas.
Las nuevas estrellas formarán sólo una fracción del gas de la nebulosa, el resto se esparcirá por la galaxia, creando nuevas nubes moleculares en el futuro.