Muchas especies de megaherbívoros desaparecieron en los últimos 50 mil años debido a la caza por parte de los seres humanos, según un estudio del Centro de Dinámica Ecológica en una Nueva Biosfera (Econovo) de la Universidad de Aarhus. Esta investigación, publicada en Cambridge Prisms: Extinction, revisa la exploración científica en este ámbito.
El análisis se centró en animales que pesaban al menos 45 kilos, conocidos como megafauna. Un total de 161 especies de mamíferos se extinguieron durante este periodo, cifra basada en restos encontrados hasta ahora.
Los más afectados fueron los megaherbívoros terrestres que pesaban más de una tonelada. Hace 50 mil años, había 57 especies, pero hoy solo quedan 11, las cuales también han sufrido drásticas reducciones en sus poblaciones.
Los investigadores utilizaron varios campos de análisis, incluyendo estudios sobre la desaparición de animales grandes, el momento de extinción de las especies, preferencias dietéticas, requisitos climáticos y de hábitat, estimaciones genéticas de tamaños de población anteriores y pruebas de caza, entre otros.
Las modificaciones climáticas durante los últimos periodos interglaciares y glaciales afectaron a las poblaciones y distribuciones de animales y plantas. Sin embargo, las extinciones significativas se observaron solo entre los grandes, especialmente los más grandes.
Es notable que las anteriores eras de hielo y periodos interglaciares de los últimos dos millones de años no provocaron una pérdida selectiva de la megafauna.
Las nuevas condiciones frías y secas extinguieron a gran escala algunas regiones, como la de los árboles en Europa, pero no hubo extinciones selectivas de animales grandes.
“La gran y muy selectiva pérdida de megafauna en los últimos 50 mil años es única en los últimos 66 millones de años. Los periodos anteriores de cambio climático no provocaron grandes extinciones selectivas, lo que contradice el papel principal del clima en las extinciones de la megafauna”, afirma el profesor Jens-Christian Svenning, director de Econovo y autor principal del artículo.
Se encontraron trampas diseñadas para animales muy grandes, y análisis de isótopos de huesos humanos antiguos y residuos proteínicos de puntas de lanza muestran que cazaban y comían los mamíferos más grandes.
Svenning añade: “Los primeros humanos modernos eran cazadores eficaces incluso de las especies animales más grandes y tenían claramente la capacidad de reducir las poblaciones de animales grandes, que eran y son particularmente vulnerables a la sobrexplotación porque tienen largos periodos de gestación, producen muy pocas crías a la vez y tardan muchos años en alcanzar la madurez sexual”.