Un equipo de investigadores estadounidenses ha descubierto que el coronavirus responsable de la COVID-19 se ha propagado ampliamente en la vida silvestre.
El estudio, publicado en la revista Nature Communications, revela que las mutaciones del virus en animales coinciden estrechamente con las variantes que circulan entre los humanos, respaldando la teoría de la transmisión de humano a animal.
Los científicos, provenientes de varios centros de investigación, incluyendo el Instituto Politécnico y Universidad Estatal de Virginia (Virginia Tech), detectaron el virus en cinco especies de animales salvajes, con tasas de exposición que varían entre el 40 y el 60 por ciento.
La mayor exposición al SARS-CoV-2 se encontró en animales cerca de senderos y áreas públicas con mucho tráfico, sugiriendo que el virus pasó de los humanos a la vida silvestre.
El estudio advierte que las mutaciones detectadas en estos animales podrían ser más dañinas y transmisibles, planteando desafíos para el desarrollo de vacunas. No obstante, los investigadores no encontraron evidencia de que el virus se transmita de animales a humanos, por lo que las interacciones típicas con la vida silvestre no deberían ser motivo de preocupación.
Los investigadores examinaron 23 especies comunes en el estado de Virginia, incluyendo ratones, venados, zarigüeyas, mapaches, marmotas, conejos de cola blanca del este y murciélagos rojos del este.
Encontraron signos del virus en estas especies y detectaron mutaciones virales nuevas en una zarigüeya que podrían afectar la respuesta inmune humana.
“El objetivo del virus es propagarse para sobrevivir. El virus pretende infectar a más humanos, pero las vacunas protegen a muchos humanos; entonces recurre a los animales, adaptándose y mutando para prosperar en los nuevos huéspedes”, explicó Carla Finkielstein, profesora de ciencias biológicas en Virginia Tech y una de las autoras principales del estudio.
El equipo recolectó 798 muestras de animales atrapados vivos y liberados, o tratados en centros de rehabilitación de vida silvestre, así como 126 muestras de sangre de seis especies. Las ubicaciones fueron elegidas para comparar la presencia del virus en animales en áreas con distintos niveles de actividad humana, desde urbanas hasta silvestres remotas.
El estudio también identificó dos ratones en el mismo sitio con la misma variante, lo que sugiere que ambos la contrajeron del mismo ser humano o uno infectó al otro. Aunque los investigadores no están seguros de las vías de transmisión, consideran que los recipientes de basura y los alimentos desechados son las fuentes más probables de contagio.
Si bien el estudio se centró en Virginia, muchas de las especies que dieron positivo son comunes en toda América del Norte, lo que sugiere que la exposición al virus también podría estar ocurriendo en otras áreas.
Por ello, los investigadores destacan la necesidad urgente de ampliar la vigilancia y el conocimiento sobre la transmisión del virus de humanos a vida silvestre y su propagación entre especies.
El estudio concluye que el SARS-CoV-2 no es solo un problema humano y que se requiere un equipo multidisciplinario para abordar su impacto en diversas especies y ecosistemas de manera efectiva.