Los científicos de la misión Juno de la NASA han registrado el evento volcánico más fuerte jamás observado en Ío, una de las lunas de Júpiter, conocida por ser el cuerpo con mayor actividad volcánica del Sistema Solar.
Este descubrimiento, realizado gracias al instrumento Jovian Infrared Auroral Mapper (JIRAM), de la Agencia Espacial Italiana, revela un punto caliente de unos 100 mil kilómetros cuadrados en el hemisferio sur de la luna, con una energía seis veces superior a la de todas las plantas eléctricas de la Tierra combinadas.
"Los datos de este último sobrevuelo, y más distante, realmente nos dejaron atónitos. Este es el evento volcánico más poderoso jamás registrado en el mundo más volcánico de nuestro sistema solar", afirmó Scott Bolton, investigador principal de la misión Juno.
Los sobrevuelos cercanos, realizados en diciembre de 2023 y febrero de 2024, y uno más distante el 27 de diciembre de 2024, permitieron a los científicos estudiar la intensa actividad volcánica de Ío, que tiene alrededor de 400 volcanes en su superficie.
Ío, que tiene un tamaño similar al de la Luna de la Tierra, está situada cerca de Júpiter y tiene una órbita elíptica que la somete a constantes cambios en su distancia con el gigante gaseoso.
Esto provoca fuertes fuerzas gravitatorias que comprimen la luna, generando calor por fricción que derrite su interior y da lugar a erupciones volcánicas continuas. El punto caliente recién descubierto sugiere la presencia de un vasto sistema de cámaras de magma subterráneas, lo que explica la extrema energía liberada.
Alessandro Mura, co-investigador de Juno, explicó que el evento volcánico fue tan intenso que saturó los sensores infrarrojos del instrumento JIRAM. La radiación medida por este evento alcanzó los 80 billones de vatios, mucho más que el récord anterior de Loki Patera, un lago de lava en Ío.
Además, las imágenes tomadas por la cámara JunoCam mostraron cambios en la coloración de la superficie alrededor del punto caliente, lo que indica que esta erupción podría dejar huellas duraderas, como depósitos piroclásticos o flujos de lava. En futuras observaciones, como el sobrevuelo de Juno previsto para el 3 de marzo, se estudiarán estos cambios con más detalle.
Este descubrimiento no solo marca un nuevo hito en la exploración de Ío, sino que también podría ayudar a los científicos a comprender mejor los procesos volcánicos no solo en Ío, sino en otros cuerpos planetarios.