Hace aproximadamente 40.000 años, la Tierra atravesó un fenómeno conocido como el evento de Laschamp, durante el cual los polos magnéticos se desplazaron hacia el ecuador y el campo magnético terrestre se debilitó hasta alcanzar solo el 10% de su fuerza actual.
Esta pérdida de protección natural permitió que una mayor cantidad de radiación solar y cósmica, incluyendo radiación ultravioleta, llegara a la superficie del planeta. El resultado fue un entorno hostil que obligó a las especies humanas a adaptarse para sobrevivir.
Un nuevo estudio dirigido por la Universidad de Michigan, publicado en la revista Science Advances, señala que los Homo sapiens lograron superar este desafío gracias a una serie de innovaciones culturales y tecnológicas.
Entre ellas, el uso de ocre con posibles propiedades protectoras contra el sol, el abrigo en cuevas y la fabricación de ropa ajustada al cuerpo, elaborada con herramientas como agujas.
El equipo de investigación creó un modelo tridimensional del entorno espacial de la Tierra durante ese periodo para analizar cómo se vio afectado el campo magnético.
Aunque el evento duró unos 2.000 años, sus efectos sobre el clima y la atmósfera podrían haber persistido durante miles de años más, alterando el entorno de manera significativa.
Una de las consecuencias visibles del fenómeno fue la aparición de auroras boreales y australes en lugares inusuales como Europa y el norte de África.
Pero más allá del espectáculo visual, la exposición aumentada a la radiación solar provocó riesgos para la salud, como problemas oculares y la degradación del ácido fólico, un nutriente vital durante el embarazo. Esto pudo incrementar la mortalidad infantil y reducir la fertilidad, haciendo que la protección contra el sol fuera clave para la supervivencia.
Los Homo sapiens parecen haber desarrollado respuestas prácticas a estos desafíos. El uso intensivo de ocre, que aparece en numerosos yacimientos arqueológicos de la época, pudo haber servido como una forma rudimentaria de crema solar.
Además, las prendas ajustadas ofrecían protección térmica y contra la radiación, permitiendo a los humanos moverse más lejos de sus refugios en busca de alimento.
Durante este mismo periodo, los neandertales desaparecieron. Aunque los investigadores no afirman que la falta de estas adaptaciones fuera la causa directa de su extinción, sí sugieren una posible relación entre la capacidad de adaptación tecnológica de los Homo sapiens y su supervivencia frente a condiciones extremas.
Los autores también advierten que, si un evento similar ocurriera en la actualidad, tendría un impacto devastador. Las comunicaciones por satélite y muchas redes terrestres podrían colapsar, afectando severamente la vida moderna.
Finalmente, el estudio aporta información útil para la astrobiología. Observar cómo la vida en la Tierra sobrevivió sin un campo magnético fuerte ofrece nuevas perspectivas sobre las condiciones necesarias para la existencia en otros planetas.
Según los investigadores, la capacidad de adaptación humana demuestra que la vida puede persistir incluso en entornos muy distintos al actual.