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13 razones para ver 'por trece razones', la nueva sensación de netflix

El nuevo drama adolescente favorito de Internet huye de los clichés y ofrece una visión matizada del acoso, el sexismo y el suicidio.

Oliver Lunn
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Desde su sincera representación del suicidio y la agresión sexual hasta su forma de desmantelar la mirada masculina, Por trece razones es lo único que deberías estar viendo ahora mismo. Si todavía no la has empezado, deja que te convenzamos. Y si has empezado ya, ¡ten en cuenta que puede haber algún pequeño spoiler a continuación!

1. Arroja luz sobre temas como el acoso en los institutos en el siglo XXI
Todo el mundo sabe que el bullying ha evolucionado en la era digital. Las redes sociales permiten a los acosadores seguirte hasta tu casa, asegurándose de que no te libres nunca de sus crueles comentarios y sus notificaciones, provocando tu ansiedad. Con un solo toque en la pantalla, las mentiras ―o aún peor, tus fotos íntimas― pueden expandirse por todo el colegio. Por trece razones captura y muestra sin tapujos el frío mecanismo mediante el que esto sucede, siguiendo la circulación irreflexiva de una foto hasta sus espeluznantes consecuencias. Si has estado en el instituto en los últimos diez años o has visto cómo es la peor de sus facetas gracias al perturbador documental Audrie & Daisy, podrás percibir la oscura realidad que subyace bajo la serie.

2. La delicadeza con que trata el suicidio y la depresión 
La lista de temas que trata Por trece razones —el suicidio, la agresión sexual, las autolesiones, la depresión, la ansiedad― es tan oscura como larga. Y aun así, de algún modo, la serie no los reúne torpemente todos a la vez, minimizando su complejidad. Los distintos personajes lidian con sus problemas de formas diferentes. Jessica recurre al vodka y se descarrila como hizo Mischa Barton en The O.C. Skye, la chica que trabaja en Monet's, practica cortes sobre su cuerpo y defiende sus acciones diciendo: "Es lo que haces en lugar de suicidarte". En lo que respecta a los momentos más oscuros, hacia el final (no quiero decir demasiado, así que no lo haré), la serie es honesta e inquebrantable, aunque siempre sensible.

3. La elección de Katherine Langford para interpretar a Hannah Baker
Afrontémoslo: la serie se articula en torno a la elección de la actriz que interpreta a Hannah Baker. Por trece razones podría haberla cagado y haber elegido un nombre conocido, porque los nombres conocidos dan dinero, pero no lo hizo. Los productores se decidieron por la actriz australiana Katherine Langford, que ha aparecido exactamente en cero cosas. Pero nunca lo habrías imaginado. No solo clava el acento norteamericano, sino que tiene unas vibraciones y un aspecto que en cierto modo recuerdan a Christina Ricci en 1997. Tiene mucha actitud, pero aun así es vulnerable. "Mi piel es suave y lisa y se desgarra con facilidad", escribe. Langford consigue que nos identifiquemos con la actitud que muestra Hannah de "el mundo contra mí" cuando habría sido muy fácil que resultara todo muy melodramático. A pesar de su exiguo CV, sospechamos que su teléfono no ha dejado de sonar desde el segundo en que la serie empezó a emitirse.

4. Su banda sonora es oro puro
Es difícil creerse la emoción de una escena si no suena música. Imagina por ejemplo la escena en la que un personaje le dice a otro que es cómplice del asesinato de Hannah. Es de noche, se balancean lentamente en unos columpios, de fondo Ed Sheeran canta suavemente acerca de mirarte a los ojos. MAL. La canción que realmente acompaña la escena es Atmosphere, de la banda de sadcore de mediados de los noventa Codeine. Es genial, igual que el resto de la banda sonora. Algunos de los temas elegidos incluyen: The Jesus and Mary Chain, LUH (la banda que se formó a partir de las cenizas de Wu Lyf), Joy Division y una versión de Big Star a manos de Elliott Smith.

5. Cómo difumina las fronteras entre 'frikis' y tíos populares
Para quienes estén muy versados en los recursos estilísticos de las películas para adolescentes de finales de los noventa ―reinas del baile de lo más cursi, deportistas cachas bebiendo cerveza directamente del barril, etc.―, resulta refrescante ver tantos clichés arrojados por la borda. Tomemos a Alex como ejemplo. Es la típica mezcla de hipster y nerd: larguirucho, piercing en la nariz, cabello oxigenado. Primero está bebiendo un chocolate caliente de dimensiones gigantescas en Monet's como un marginado solitario y después conduce a toda velocidad un coche lleno de tíos populares fumando hierba como si fuera uno de ellos. ¡Es un tío que tiene un poster de Joy Division colgado encima de la cama! Después está Sheri, la animadora más buena que hayas podido ver en la pantalla. Y Taylor, el fotógrafo nerd que al final resulta ser un friki en toda regla. Por trece razones arroja una bola de demolición hacia esos estereotipos adolescentes y es todo un gusto ver cómo lo hace.

6. Cómo enfoca la serie la mirada masculina (sin rendirse a ella)
No soy el primero que lo señala, pero es algo muy significativo. Cuando Hannah es elegida "mejor culo", la cámara no enfoca su trasero. Ni se recrea en la foto que le hizo Justin con la falda subida (de hecho apenas la vemos). En lugar de ello, se elimina ligeramente el punto de vista, a menudo permaneciendo fijo en Hannah, la víctima. Fijémonos en el episodio de Tyler. Cuando el tipo raro armado con una cámara la persigue y acosa, lo vemos sobre todo desde el punto de vista de ella, no de él. Podría considerarse una mirada "carente de género", que se centra en la empatía. Esta es otra cosa hacia la que los creadores de la serie muestran sensibilidad y, por fortuna, lo clavan.

 

7. De forma similar: cómo retrata la respuesta masculina a los traumas de Hannah
Cuando Clay no comprende qué problema hay con que a Hannah la elijan "mejor culo", Hannah le responde: "Una vez más, tú y el tema en cuestión sois absolutos desconocidos" y más tarde y de forma más pragmática: "Tú nunca has sido chica". Cuando el padre de Hannah tampoco consigue ver ese episodio como una forma de bullying, su madre da un paso al frente y lo llama exactamente por su nombre, por lo que es. En esta serie, este tipo de comentarios ―comentarios que excusan la falta de respeto hacia los cuerpos de las mujeres― no se pasan por alto ni quedan sin respuesta.

8. Gregg Araki dirigió algunos episodios (pero eso no debería sorprenderte cuando la veas)
Los fans de Gregg Araki, el cineasta indie especializado en el hastío de las zonas residenciales, habrán visto su nombre en un par de episodios. Ver el nombre del director de La generación maldita y Oscura inocencia unido a una serie de Netflix podría haber sorprendido a unos cuantos, pero no debería. Por trece razones te sumerge en un mundo de adolescentes solitarios, que se autolesionan y que apuñalan por la espalda, un mundo que la lente de Araki lleva casi tres décadas representando con un enfoque muy agudo. El reparto de actores jóvenes de la serie es maravilloso, eso está claro, pero deberíamos otorgar el mismo reconocimiento al reparto de directores. Nos inclinamos ante ti, Gregg Araki.

9. Clay no es el tío incapaz de romper un plato que todos esperaban que fuera
No he contado toda la verdad cuando he mencionado que la serie se articula en torno a la elección de la actriz que interpreta a Hannah Baker, porque se articula por igual en torno a la elección del actor que interpreta a Clay Jensen. Dylan Minnette (conocido por la serie Pesadillas) es una elección perfecta para interpretar al socialmente inepto chico bueno que tarda UNA ETERNIDAD en escuchar las cintas cuando nadie más tuvo problemas para escucharlas del tirón. Al principio piensas que es majo, que es la brújula moral que señala con el dedo a los compañeros de clase que molestaron a Hannah. Sin embargo no tarda en perder su inocencia aparentemente impoluta durante los acontecimientos que desembocan en la muerte de ella, y también cuando se muestra insensible hacia los sentimientos de Hannah con respecto a la "lista de tías buenas". No te fíes nunca de un tío que dice que escucha "bandas indie oscuras" pero tiene posters de Arcade Fire y The Shins en las paredes de su cuarto.

10. La verdad es resbaladiza y nunca sabes a quién creer
Por trece razones es muy bueno dando pistas falsas al detective de sofá (que eres tú, por cierto). No pienses que Hannah es el dechado de virtudes que posee toda la verdad en la serie. Ella miente. No es una narradora de fiar. ¿O quizá sea que tiene una memoria un poco nebulosa? Como cuando dice que Zach ha tirado la carta que ella le escribió con todo su corazón. No lo hizo y muestra a Clay la prueba tangible. Para cuando Clay finalmente acaba con la cinta, se da cuenta de que es cierto. El hecho es que todo el mundo, incluyendo a Hannah, tiene su propia versión de la verdad sobre lo ocurrido. Seguir las diferentes líneas argumentales sobre la verdad es como desenredar las luces del árbol de Navidad. Solo que cien veces más divertido.

11. Hannah es la víctima, pero la serie no se recrea en su desdicha 
El error más grande que cometen la mayoría de series de televisión a la hora de representar la depresión es que no paran de referirse a ella. Todo es muy lacrimógeno, la persona afectada se mira al espejo, posiblemente escucha Everybody Hurts de REM tumbada en la cama mientras mira fijamente el techo. Eso no es sino una caricatura. Y estoy seguro de que cuando algunas personas ven a Hannah en un flashback, andan buscando lo obvio: signos visibles de que se encuentra en una espiral de tristeza. Pero para quienes la rodean, Hannah es como cualquier otra chica. Sonríe e incluso ríe a carcajadas a veces. La cuestión es que puede que parezca que todo marcha bien en la superficie, cuando en realidad no es así. Por trece razones explora esos matices pero eludiendo lo obvio. 

12. "¿Hay un KFC cerca? Porque huele a gallina" 
"Tomémonos un momento para apreciar la belleza de esta frase, pronunciada de manera informal por Jessica cuando está en modo "todo me importa una mierda". El momento en que la oyes te das cuenta de su grandeza. En ese momento sabes que la próxima vez que salgas con tus amigos y uno de ellos diga que no quiere saltar una valla para entrar en un centro comercial abandonado, esas ocho palabras serán todo lo que necesitas. Y punto. Esa es la única respuesta.

13. Tony es realmente raro
Tony es un personaje extraño, ¿verdad? Cuando no está puliendo su Mustang rojo está espiando a Clay con cierto aire de preocupación en la mirada. Y aun así, Tony ―a quien Clay llama "Yoda inútil", posiblemente haciendo un chiste acerca de su altura― también posee un lado oscuro. Cuando alguien se mete con su hermana le golpea hasta hacerle papilla, porque así es la justicia en esa parte de la ciudad. En el colegio, Tony parece incluso más misterioso. Parece estar fuera de lugar, como si se hubiera ausentado unos años y hubiera vuelto de repente. Y también está su pelo como de muñeco de Lego, que es una maravilla, todo peinado hacia atrás y de color negro profundo. No consigo entender qué pasa por su cabeza. Es el personaje más raro de todos, pero me encanta. | Jaddhartha

 

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