El próximo 2 de septiembre, la actriz mexicana Salma Hayek llegará a los 51 años de edad y aunque el paso del tiempo en ella es casi imperceptible, ha hablado a la revista The Edit de la aceptación de los cambios físicos que conlleva el paso de lo años.
Salma, que aparece en la portada de la publicación con una blusa estampada floral de Philosophy di Loenzo, falda de Erdem, cinturón de Prada y anillos de Repossi, confiesa que le gustan las curvas, aunque no esté muy conforme con todas las que hay en su sensual fisonomía.
“NO VOY A MENTIRTE, ME GUSTARÍA QUE LA CURVA EN ALGUNOS LUGARES ENTRARA EN VEZ DE QUE SOBRESALIERA”, SEÑALA LA MUJER VERACRUZANA.
“ME ENCANTA LA PALABRA ‘CURVY’. ES ARTÍSTICA. UNA LÍNEA RECTA PUEDE SER ABURRIDA”.
Sin embargo, Salma ha ido cambiando sus perspectiva con respecto a su cuerpo según ha ido envejeciendo y a estas alturas se pregunta si realmente necesita ejercitarse tanto como antes.
“A veces digo: ‘¡Tengo 50 años! ¿Por qué tengo que lucir bien? ¡Ya tengo a mi chico”, se pregunta la estrella latina, que al final mantiene su rutina de entrenamiento por salud y por trabajo.
Sin embargo, lo que más odia del paso del tiempo tiene que ver más con sus ojos, y no precisamente con las arrugas o con las patas de gallo.
“Soy una persona tan visual y ahora no puedo leer sin depender de las gafas. Ha sido muy, muy triste. Para mí la pérdida de vista ha sido peor que la menopausia”.
Salma tampoco está contenta con su pelo rizado, todo lo contrario que a su marido, François-Henri Pinault, al que le encanta su poderosa melena morena.
“No puedo ir a un evento con mi cabello rizado loco. Y él me dice: ‘Pero eso es lo que eres, eléctrica. Ellos te conectan al poder y eres eléctrica. Es por eso que tu cabello es así”, comenta Salma.