Entre aplausos fue recibida la Compañía de Teatro Penitenciario en el Foro Shakespeare, donde cinco de sus integrantes presentaron una versión libre de la puesta en escena “Esperando a Godot”, de Samuel Beckett.
Aunque un fuerte dispositivo de seguridad custodió el recinto, los cinco hombres disfrutaron de la primera actuación afuera del penal de Santa Martha Acatitla y con vigor se apropiaron del escenario para dar vida a “Vladimiro”, “Estragón”, “Pozzo”, “Lucky” y “Muchacho”.
Entre alegorías a su situación de reclusión, la obra se desarrolló en armonía y los hombres dominaron la representación como profesionales, aunque al finalizar la función compartieron que antes de ingresar a la cárcel ninguno había recibido capacitación artística.
Entre lo más destacado de la función, la primera presentación en América Latina de personas privadas de su libertad en un espacio externo mientras cumplen su condena, fue su escenografía, en la que figuró un árbol hecho con tubos de PVC, focos y estopas.
Con magistral simpatía se disfrutó también de algunos números musicales en versión rap, los cuales aludían a conflictos políticos, sociales y culturales de México.
Visiblemente emocionados por la experiencia, Juan Antonio Santillán Téllez, José Luis Padilla Hernández, Juan Luis Hernández Domínguez, Fidel Gómez Pérez y José Francisco García Ortiz se despidieron de escena como los grandes: entre aplausos y el público de pie.
Aunque no tuvieron mucho tiempo para platicar con el público, en menos de cinco minutos hablaron sobre su experiencia, la cual calificaron como la mejor libertad del mundo, la de expresarse a través del arte.
“Lo hago porque me ha regalado la libertad aún estando en prisión y ahorita porque me ha dado un regalo bien grande: ver a mi mamá que desde hace muchos años no la veía”, expresó uno de los actores, quien, sin pensarlo dos veces, se dirigió a los brazos de su madre, una mujer de al menos 70 años.
Respecto a qué les compartirán a sus compañeros de la penitenciaría, otro de los actores respondió señalando al público: “Esto; les voy a decir que vi muchas caras sonriendo y les voy a transmitir la libertad infinita que nos ha permitido el teatro gracias al poder infinito de Dios”.
De acuerdo con otro hombre, en el teatro encontraron la manera de sacar sus demonios. “Nadie nos ha regalado nada, esto es respuesta de nuestro esfuerzo y trabajo”, anotó.
Los cinco coincidieron en que la libertad es lo que querían regalarle al público. “Nosotros no nos queremos escapar; nosotros ya somos libres porque Dios está dentro de nosotros”, compartieron antes de salir del escenario.
Para poder hacer esta única función fuera del penal, miembros de la compañía de teatro penitenciario y del Foro Shakespeare tuvieron que cumplir con varios requisitos ante las autoridades de la Secretaría del Sistema Penitenciario, entre ellos, que los actores privados de su libertad no tuvieran condenas por delitos relacionados con la delincuencia organizada.
Tras la función, se firmó un convenio para extender dos años más el montaje de obras de teatro en el penal de Santa Martha Acatitla, a cuyas representaciones puede ir cualquier persona del exterior.
Esta iniciativa surge con el fin de mostrar que el arte es un gran aliado para la rehabilitación de las personas, además de que los actores privados de su libertad pueden obtener recursos con su trabajo.