La tarde de este domingo el Palacio de Bellas Artes abrió sus puertas para ser la sede de uno de los últimos reconocimientos para el actor Ignacio López Tarso, quien murió este sábado a los 98 años en un hospital de la colonia Roma Norte, en la Ciudad de México.
Con coronas de flores blancas y fotografías de sus papeles más icónicos en cine y teatro, el féretro fue colocado en el centro de la sala, donde fue recibido con aplausos de pie por los presentes.
“La vida no fue fácil Macario, pero fue bueno vivirla juntos”, tomó la palabra la secretaria de Cultura del Gobierno de México, Alejandra Frausto, citando uno de los diálogos de la película protagonizada por López Tarso, primer filme mexicano en ser nominado al Óscar.
“Querido maestro: nos hizo creer que era inmortal. Este mismo recinto, el Palacio de Bellas Artes, no había sido siquiera inaugurado cuando usted vio la luz por primera vez”, dijo la funcionaria.
Salvador Garcini, director de teatro y amigo del actor, afirmó que Don Ignacio “vivió más horas en un escenario que en su propia vida”.
“Nos enseñó a hacer teatro y nos enseñó que la cultura se reparte en este país, que la cultura es para todos”, dijo.
Las palabras de despedida fueron acompañadas por música clásica interpretada por el Cuarteto de Cuerdas de la Orquesta Sinfónica de la UNAM.
El actor también recibirá un último adiós en el Teatro San Jerónimo este lunes 13 de marzo, de las 11:00 a las 15:00 horas, en un homenaje abierto al público.
"Como un símbolo de todos los teatros que se han presentado, estaremos el día de mañana a las 11:00 de la mañana con Don Ignacio de cuerpo presente también para hacerle un homenaje", comentó Daniel Gómez Casanova a medios de comunicación frente a la funeraria en la colonia Pedregal, donde los restos del actor son velados desde el sábado.
El Teatro San Jerónimo fue el escenario de algunas de las últimas obras interpretadas por López Tarso como Una vida en el teatro, que llevó al escenario junto a su hijo Juan Ignacio Aranda.