El 4 de septiembre de 2014, las esperanzas de muchos se desvanecieron. La clínica ALCLA confirmó el deceso del icónico Gustavo Cerati tras su larga internación. Desde su ACV en 2010 hasta ese fatídico día, pasaron 52 meses en los que el mundo musical latinoamericano quedó en vilo. El legado de Cerati, sin embargo, sigue vivo.
“La actitud de la música... es tratar de capturar ese momento de adolescencia... Mi verdadero banco de inspiración no está aquí, en el estudio, sino en esa época", manifestó Cerati en una entrevista en 1999. Su música, impregnada de sensibilidad pop, actitud rockera y un sonido universal, lo convirtió en un referente indiscutido del rock en español. Se destacó por su profesionalismo, calidad y camaleonismo artístico.
Desde su participación en Soda Stereo hasta su carrera solista, la huella de Cerati ha sido profunda. Su capacidad para crear letras que resonaran con el público fue impresionante. ¿Quién no ha cantado a todo pulmón “Quiero un zoom anatómico” o "Yo conozco ese lugar donde revientan las estrellas"?
Soda Stereo no fue solo una banda; fue un fenómeno. Desde sus inicios en el Café Einstein en los años 80, hasta su despedida en River en 1997 y su regreso diez años después, Soda marcó una era. Pero incluso después del epílogo de la banda, Cerati continuó brillando por sí solo. Con discos como "Amor Amarillo", "Bocanada", "Siempre es hoy" y "Fuerza Natural", dejó claro que su talento era inagotable.
Pero, más allá de su música, Cerati también vivió intensamente. Con relaciones públicas y privadas, su vida fue tan vibrante como sus melodías. Y a pesar de los desafíos de salud que enfrentó, nunca dejó de brindar su arte al mundo.
El último recital de Cerati en Venezuela quedará grabado en la memoria colectiva. Cantando “Uno es así / Dos distancias... Paré de contar”, el artista ofreció su última nota al mundo, pero su legado sigue sonando en cada rincón de América Latina.
Nueve años después, recordamos a Gustavo Cerati no solo como un músico excepcional, sino también como un artista con un espíritu indomable. Siempre estará en nuestros corazones y, como él mismo dijo, “y nunca me sentí tan bien”.