Después de más de dos años de incertidumbre y lucha, la justicia finalmente se hace presente en el caso del lamentable fallecimiento del actor Octavio Ocaña. En un acontecimiento que marca un hito en la historia judicial de México, el expolicía Leopoldo Azuara de la Luz ha sido declarado culpable por el asesinato del reconocido actor.
La noticia fue confirmada por Bertha Ocaña, hermana del difunto, a través de su cuenta de Instagram. En un emotivo mensaje, compartió desde las afueras del Penal de Barrientos, en Tlalnepantla, Estado de México, que Azuara de la Luz fue encontrado culpable de homicidio doloso y abuso de autoridad. Esta decisión no solo brinda un cierre a la familia Ocaña sino que también establece un precedente significativo en la lucha contra el abuso de autoridad en el país.
Además, Bertha reveló que otro expolicía implicado, Gerardo "N", se encuentra prófugo. La Fiscalía General de Justicia del Estado de México (FGJ-EDOMEX) ha ofrecido una recompensa por su captura, reafirmando el compromiso de las autoridades en la persecución de la justicia.
Este caso se distingue por su naturaleza histórica, no solo por el veredicto alcanzado sino también por la manera en que se llevó a cabo el juicio, con la participación de 80 testigos, según informó la periodista Addis Tuñón. La decisión del tribunal ha traído paz y tranquilidad al corazón de la familia Ocaña, según expresó Bertha en sus palabras.
Sin embargo, la familia Ocaña también ha enfrentado desafíos adicionales. Bertha denunció que su madre recibió amenazas por parte de los familiares de Leopoldo Azuara de la Luz afuera del penal, un acto que ella condenó firmemente.
En un giro positivo, la tragedia de Octavio Ocaña ha inspirado cambios legislativos significativos. La "Ley Ocaña", recientemente aprobada en el estado de Morelos, es un tributo a su memoria y un paso adelante en la reforma de la justicia penal en México. La hermana de Octavio agradeció a todos los que apoyaron en este largo y arduo proceso, destacando que estos esfuerzos no solo han limpiado el nombre de su hermano sino que también han aportado al bienestar y la justicia en la sociedad.
Este caso no solo marca un precedente en la lucha contra la corrupción y el abuso de poder en México, sino que también simboliza la perseverancia y la fuerza de una familia en busca de justicia. La sentencia del caso Octavio Ocaña es una luz de esperanza para muchas otras familias que buscan justicia en circunstancias similares, y un recordatorio de que la lucha por la justicia y la verdad siempre vale la pena.
