Katy Perry se encuentra en medio de la controversia tras su participación en una misión espacial organizada por Blue Origin, la empresa aeroespacial de Jeff Bezos.
Aunque la cantante asegura no arrepentirse de haber vivido la experiencia, admitió sentirse desanimada por el “espectáculo público” que se generó alrededor de su viaje.
La misión, conformada exclusivamente por mujeres y financiada por Bezos, fue duramente cuestionada en redes sociales y medios de comunicación. Mientras algunos la celebraban como un paso simbólico hacia la inclusión femenina en la exploración espacial, otros la catalogaron como un truco publicitario carente de verdadero impacto científico o social.
Uno de los momentos que más llamó la atención fue cuando Perry, tras regresar a la Tierra, besó el suelo en señal de agradecimiento, además de haber intentado cultivar una margarita en el espacio. Estos gestos fueron objeto de burlas en Internet, donde varios usuarios consideraron sus acciones exageradas y fuera de lugar.
Además, ambientalistas y críticos expresaron su preocupación por los recursos utilizados en el viaje, cuestionando si un proyecto de tal magnitud tenía un valor real considerando el daño ambiental que conlleva este tipo de misiones.
Frente a la ola de críticas, Katy Perry ha cambiado su narrativa, aclarando que el propósito del viaje no fue promocionar su música ni su imagen pública, sino transmitir un mensaje de “amor y pertenencia”. Según allegados a la artista, la experiencia fue profundamente personal y transformadora, más allá del impacto mediático que generó.
Pese a las opiniones divididas, la cantante mantiene su postura de que su viaje al espacio fue un acto con significado emocional, y no simplemente un espectáculo más para las cámaras.