Una de las canciones más emblemáticas de la música regional mexicana, “Jefe de jefes” de Los Tigres del Norte, ha sido vetada en México para su interpretación en conciertos, como parte de las nuevas medidas del gobierno contra los corridos que hacen apología del delito, incluso si relatan historias ficticias.
La decisión ha generado debate, ya que esta canción, lanzada en 1997 y escrita por Teodoro Bello Jaimes, fue clave en consolidar la fama del grupo sinaloense.
A lo largo de los años, se ha especulado que la letra hace referencia a figuras reales del crimen organizado, como Miguel Ángel Félix Gallardo, aunque tanto el compositor como los integrantes de la agrupación han negado rotundamente estas versiones.
En el documental Historias que contar, disponible en Amazon Prime Video, Bello reveló que el tema fue creado por encargo de Jorge Hernández, vocalista de Los Tigres del Norte, con la intención de superar el éxito de otra canción: “Pacas de a kilo”.. Así nació “Jefe de jefes”, una narración sobre un personaje poderoso y respetado, sin revelar nunca su identidad ni su oficio, lo que ha abierto la puerta a múltiples interpretaciones.
¿De qué trata la canción?
El protagonista habla de su estatus como líder indiscutible, su influencia, su poder y la admiración (o temor) que le tienen tanto aliados como posibles enemigos. La letra habla de jerarquías, poder, contactos y una posición dominante, lo que ha llevado a que algunas autoridades la consideren una apología del crimen, razón por la cual las autoridades han optado por restringir su interpretación en conciertos públicos en México bajo las nuevas restricciones, argumentando que contribuye a normalizar figuras asociadas al crimen.
La prohibición de interpretar este y otros corridos forma parte de una estrategia más amplia para combatir la violencia desde el ámbito cultural. No obstante, la decisión también ha levantado voces que defienden la libertad artística y cuestionan los límites entre la ficción y la promoción del delito.
Mientras tanto, “Jefe de jefes” sigue siendo uno de los temas más representativos del repertorio de Los Tigres del Norte, interpretado también por otros artistas y con millones de reproducciones en plataformas digitales. Su impacto cultural y popularidad continúan intactos, aún frente a la censura.
Esta polémica reabre el debate sobre el papel de la música en la sociedad y hasta qué punto las expresiones artísticas deben regularse según su contenido.